XX Semana Negra 3

La nostalgia es acumulativa. Quiero decir que es necesario el peso de varios años para empezar a ponerse nostálgico y recordar los buenos (o no) y no tan viejos tiempos. Tal es lo que me pasa a mi con la Semana, evento en el que soy practicamente un recién llegado y del que ya guardo, sin embargo, toneladas de entrañables recuerdos.
Mi primera Semana fue la número XVII, edición del 2004. Por aquel entonces mi compañero Rafa González y yo entramos a trabajar en la Expocomic a las órdenes de Norman Fernández, gran teórico del medio y responsable de las exposiciones de comic de la Semana. En concreto, creo que nos estrenamos con la dedicada a la revista Nosotros somos los muertos, pero puede que la memoria me falle.
En teoría, Rafa y yo éramos (y somos) asistentes de montaje y management de la susodicha expo, lo cual traducido al cristiano de andar por casa quiere decir que nos encargamos de descargar y colgar los marcos, comprobar los paneles, la instalación eléctrica, repartir y reponer los catálogos y cualquier otra chapuza que surja sobre la marcha. No obstante, una vez inaugurada la expo, tan sólo teníamos que dejarnos caer de vez en cuando por ahí para comprobar que todo seguía en orden, lo cual nos dejaba muchos ratos libres para pasear por la Semana, tomar algo y, sobre todo, estar con los autores.
Para la siguiente Semana, la del 2005, hubo novedades. Ángel de la Calle, otro de los responsables oficiales del evento decidió que se montase otro espacio alternativo a la carpa de encuentros, más pequeño y dedicado al periódico oficial de la Semana. Así nació el Espacio A Quemarropa.
Aquella primitiva versión de la carpa era muy diferente de la que se ha visto este verano. En esa ocasión por falta de tiempo IKEA se limitó a poner el sofá, un sillón y una mesa para las presentaciones, mientras que el resto de mobiliario eran las mismas mesas y sillas de Pepsi / Kas que se usaban en la carpa mayor. También teníamos una rudimentaria mesa forrada con A Quemarropas además de una nevera para vender zumos y refrescos.
Con el nuevo espacio hubo cambios en el personal. Rafa pasó a ser Jefe Encargado de la nueva carpa con la invalorable ayuda de José Manuel el Juez mientras que un servidor continuó oficialmente en la Expocomic bajo las órdenes directas de Norman, aunque extraoficialmente también estaba y echaba una mano en el Espacio A Quemarropa. Como ninguno de nosotros resultaba especialmente atractivo (bueno, Rafa tiene su puntillo entre las féminas, pero esa es otra historia) Jorge Iván (ya sé que es la primera vez que lo menciono, pero es otro de los pilares fundamentales de la Semana además de un crápula entrañable y un bon vivant) se encargó de reclutar a unas atractivas amigas suyas para que se hicieran cargo del bar. Sus nombres eran eran Andrea y Aida, pero todos acabamos conociéndolas afectuosamente como las Zumeras. El equipo se completaba con Bea, que estaba a cargo de la sección de firmas y venta de ejemplares (si repasan las primeras entradas de este blog podrán ver fotos de todos nosotros). Ese año la Expocomic estuvo dedicada a la Generación más Guapa, mientras que el libro de Pepsi tuvo como eje central la obra de Emilio Salgari (el Salgariana). Como detalle anecdótico, a Rafa, Germán, el Juez y a mi mismo, nos dieron unos pases de identidad similares que rezaban Jandro Expo y así sucesivamente. Como quiera que los cuatro andábamos siempre juntos, la gente empezó a llamarnos los hermanos Expo, y el último día de la Semana nos agarramos una cogorza descomunal que bautizamos como La última cabalgada de los hermanos Expo.
Al año siguiente, con más tiempo e ideas IKEA se implicó mucho más en la decoración del EAQ y le dieron a la carpa un nuevo look futuro-minimalista tan elegante e impecable que nos valió las pullas y cachondeos del resto de compañeros que se referían a ella de forma afectuosa como la Carpija de Parma. Esos no fueron los únicos cambios: ni Bea, ni Andrea ni Aida repitieron en sus puestos. En su lugar tuvimos dos caras nuevas: Ofelia, que se hizo cargo del puesto de Bea, y Noelia, desde la barra de la carpa. Por cierto, la Expo de comic del 2006 se llamaba Historias rotas y al igual que la Semana Negra de ese año estaba dedicada a la Guerra Civil española. El libro Pepsi, por su parte, trataba sobre el Guernika.
Y así llegamos hasta esta Semana del 2007 que se acaba, la número XX, en la que ha habido pocos cambios con respecto a la anterior (al menos en lo que a nosotros se refiere). Este año los chicos de IKEA nos han dado un aire retro a cabaret berlines de los años 30, muy lujoso y barroco, que ha hecho las delicias de los visitantes. Por otra parte, hemos notado la ausencia relativa de Norman y Germán, cuyas ocupaciones habituales no les han permitido volcarse en la Semana tanto como solían y les hubiese gustado. Ofelia ha repetido en su puesto, no así Noelia, quedando este año la barra vacía (en su lugar fuimos nosotros los que nos encargamos del catering, para desilusión nuestra y de los invitados. Para el próximo año emplazamos a Jorge Iván para que convenza a Ángel y nos ponga una azafata sueca, rubia, anatómicamente exuberante y soltera).
Visto lo visto, podría parecer que nos quedábamos en cuadro y escasos de personal, pero por suerte este año contamos con la ayuda invalorable de Carmen y Pedro, auténticos chicos para todo que han estado ahí para echarnos una mano siempre que ha sido necesario. Mencionar también a Diego, el mazingero, cuya buena disposición nos salvó el culo (con perdón) en varias ocasiones. Todos a una hemos montado y desmontado la Expo de este año, dedicada a Los Irreverentes, además de repartir el libro Pepsi de este año titulado Los Otros.
Y así termina la última Semana Negra (hasta el momento), la número XX, mi cuarta, y que quieren que les diga, aunque en muchos aspectos todavía soy un recién llegado ya me siento, como se suele decir, de la casa de toda la vida, acomodado y rememorando los viejos tiempos. Parafraseando a Jorge Iván y Ángel de la Calle: La XX Semana Negra ha terminado, nos vemos en la 21. Un abrazo y hasta la próxima de la mano de Sax Rohmer y el peligro amarillo.

Comentarios

Miguel Cane ha dicho que…
Hey Alexander,

Oiga, que a uno se le pone la piel de gallina sólo de acordarse de tanta cosa, porque aunque son muy pocos años, se siente como la experiencia de una vida, tanto extensa como rica.

Quedamos cuando sea y hacemos más memoria. Por lo pronto, lo celebro y aquí andamos, caminando por la playa, bajo la torrencial lluvia.

Un abarazo y saludos por casa.
eduardo ocaña ha dicho que…
Hola, Alejandro. Interesante blog, ya no te me escapas. Espero que estés (y estéis) descansando después de tanto esfuerzo, os lo habéis ganado.

un abrazo.
Alejandro Caveda ha dicho que…
Miguel:
Pos claro que si caballero, charlamos tomando algo sobre su estupendo libro. Pasatelo bien en Madrid y en el concierto. Salu2
Alejandro Caveda ha dicho que…
Edu:
Pos si, yo acabo de meterme una cura de sueño de 3 días... pero tenía pesadillas con ninjas chinos, mafiosos del este, directores frikis y dibujantes desenfrenados... ¿por qué será?
Salu2 y un cordial abrazo ;o)
Abraham ha dicho que…
Bueno, cuando uno siente nostalgia es porque las cosas fueron agradables. A ver si nos vemos pronto que no contaba yo con que iria solo un par de noches hasta la semana negra y en consecuencia no poderos ver a unos cuantos.

Un abrazo!
Miguel Barrero ha dicho que…
Nos vemos, nos vemos... La XX Semana Negra ha muerto, ¡viva la XXI!
Alejandro Caveda ha dicho que…
Sportinguista:
Ya habrá más ocasiones, a más tardar en Avilés, pero a ver si te animas a venir antes por Gijón con el crápula de Jorge Iván ;o)
Nos vemos, salu2
Alejandro Caveda ha dicho que…
Miguel:
Bienvenido y mucho gusto verte por aquí. Mira que olvidarme de mencionar en mi crónica a nuestro augusto cronista y su encantadora pareja, un abrazo muy fuerte para los dos también, féliz verano y a ver cuando nos tropezamos por Gijón, que parece vivamos en ciudades distintas. Salu2
gaia56 ha dicho que…
... nos vemos en la 21.

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