Los Olvidados V2.0: Más fuerte, más rápido, mejor #06


- Guau - acertó a musitar Oxley cuando el polvo comenzó a asentarse, a lo que Troy replicó:
- Y que lo digas, colega.
Samantha seguía de pie, en medio de la estancia, con los brazos caídos a lo largo del cuerpo y los ojos cerrados. Adara se acercó tímidamente a ella, pero antes de que pudiese tocarla, la joven parpadeó y dijo:
- ¿Alguien ha visto dónde ha caído?
- No está - respondió Troy, tras echar un rápido vistazo al otro lado del boquete de la pared -. Debe de haber salido corriendo. No me lo explico... después de semejante golpe, debería de tener rotos todos los huesos del cuerpo. Como poco.
- Es Caín - replicó Adara, acompañando sus palabras con un encogimiento de hombros, como si eso lo explicase todo. Samantha, por su parte, se limitó a fruncir levemente el ceño. Así era como acababan todas las peleas entre el asesino y la familia Grey: en empate.

Tras un registro infructuoso de la guarida de Caín, Troy trasladó al grupo de vuelta al exterior, al mismo punto al que habían llegado desde la iglesia de los Cambiantes un par de horas atrás. A lo lejos, el sol comenzaba a ocultarse tras el horizonte, tiñendo el paisaje de una curiosa paleta de tonos rojizo anaranjados que a Samantha le recordaron la escena final del Excalibur de John Boorman. Todos parecían cansados pero satisfechos excepto Talía, que mantenía la mirada fija en el suelo y los dientes apretados con fuerza, de manera que su aliento, al escapar de su boca, recordaba al silbido de una serpiente.
- ¿Estás bien? - inquirió Samantha, cortés.
- Sí. No. Es culpa mía. Si no me hubiese puesto nerviosa... - respondió la multiforme, observando los círculos amoratados que rodeaban sus muñecas.
- Yo prefiero ver el vaso medio lleno. Lo hemos perdido, si, pero también le hemos pateado el culo a conciencia, y él lo sabe. La próxima vez nos tratará con más respeto - la consoló Samantha, pasando el brazo izquierdo por encima de los hombros de su compañera. A poca distancia de ellas, Adara sonrió y dijo:
- ¿La próxima vez? Entonces, ¿habrá una próxima vez?
- Bueno, sí - asintió la joven, con un leve atisbo de duda en la voz -. Quiero decir, si a vosotros os parece bien. Después de todo, yo soy... diferente. Quiero decir, que no soy una de los vuestros...
- A mi sí que me pareces una de los nuestros - la interrumpió Oxley.
- Opino lo mismo - concordó Troy -. Además, ¿qué quiere decir diferente? Aquí todos somos diferentes, ¿no?
- Tu eres la líder del grupo. ¿Qué opinas? - le preguntó Sam a Talía, a lo que esta respondió:
- Que el equipo no estaría completo sin ti. Y sé que nuestros mayores estarán de acuerdo con nuestra decisión. Bienvenida al Colectivo - dijo, para concluir, a la vez que le daba un abrazo cordial a Samantha para reforzar sus palabras. En medio de la emoción la joven pudo sentir en su bolsillo el bulto del regalo que había escogido para su padre, y tras echar un rápido vistazo a su reloj, le dirigió una sonrisa de desafío a Troy.
- Dijiste que eras bueno. Para ser exactos, dijiste que podías llegar a cualquier sitio, en cualquier momento, y en apenas una fracción de segundo. ¿Es verdad, o estabas exagerando?
- ¿Qué te apuestas? - repuso el joven multiforme de aspecto oriental, mientras se frotaba las manos en señal de expectación -. Tú sólo dime donde, y cierra los ojos.
- Genial. Chicos, ha sido un placer. Seguimos en contacto. ¡Hasta pronto!
- Creo que esto va a ser divertido - comentó Troy, de la que abría una puerta para la nueva miembro del equipo. Sam dio un paso y, al abrir los ojos de nuevo, se encontró frente a las escaleras de la casa de su padre. Recordando sus pasadas experiencias con Liliana, la joven hubo de reconocer que el talento de Troy era mucho más eficaz que el de su mentora, aunque la comparación fuese un poco injusta.

El propio Cameron Grey acudió a abrir la puerta.
- Llegas tarde - fue su único comentario, al ver a su hija, de la que se apartaba para dejarla pasar.
- No te imaginas que día he tenido - repuso la joven, sacando el paquete regalo de su bolsillo -. Feliz cumpleaños. ¿Hay algo frío para beber? - añadió, mientras se despojaba del abrigo y del calzado.
- Tienes refrescos y cerveza sin alcohol en la nevera - respondió su padre, mientras desenvolvía el paquete con un cuidado sorprendente para alguien de su tamaño.
- ¿Cerveza sin alcohol? ¿En serio? Papa, ya soy mayor de edad.
- En esta casa, no - rechazó su padre, observando su regalo con expresión inescrutable: un reloj de muñeca Breguet Classique de los años 50.
- Me costó mucho conseguirlo, aunque tuve algo de ayuda. Finalmente encontramos en Amazon un modelo original que estaba a la venta en una tienda de antigüedades del centro. Es como el que tenías cuando eras joven, ¿no?
- Si. Es casi idéntico. Muchas gracias - dijo Grey, intercambiando un rápido abrazo con su hija -. ¿Qué me decías acerca de tu día? ¿Has tenido algún problema?
- Nada del otro mundo - repuso Samantha, sentándose en el repecho de la ventana, con la pierna derecha flexionada y una botella de Miller Lite en la mano -. Lo típico de cualquier viernes. Salvar el mundo. Darle una patada al diablo en el culo. Ah, y ahora tengo mi propio supergrupo. ¿No es genial? - exclamó la chica, exhibiendo una sonrisa de satisfacción tan deslumbrante como la energía que latía tras el iris azulado de sus ojos.

FIN DEL VOL. II

(Pero Samantha Grey volverá en el Vol. III, titulado El desafío de los Heraldos).

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