Aeon Flux
He aquí un apretado resumen del argumento que no le hace justicia a la película. He de reconocer que había prejuzgado este film antes de verlo, considerándolo como una copia insulsa de Matrix concebido para el lúbrico lucimiento de una oscarizada y hermosísima Charlize Theron; y si bien es cierto que algo de todo eso hay en la película, no menos cierto es que también da mucho más de lo que parece a primera vista al espectador exigente.
Inspirada en una serie de culto de la cadena musical norteamericana MTV creada por el animador Peter Chung Aeon Flux mezcla elementos de series recientes como la trilogía de Matrix con elementos del más genuino cyberpunk y se preocupa sobre todo por ofrecer un guión sólido y bien trabajado junto con una esmerada construcción de escenarios, ambientación y personajes. Ese empeño la acerca más a la estela de novelas como Un mundo feliz de Huxley o filmes como Gattaca o la más reciente La isla de Michael Bay, ya que se presta una especial atención a desarrollar con verosimilitud, hasta el último detalle, la sociedad futura que habita en la aparentemente paradisíaca Bregna. Lo cual no obsta para que la película tenga momentos de acción típicos del más genuino videojuego, como la carrera a través de ese jardín de la muerte repleto de trampas letales; o las secuencias en los subterráneos de la ciudad – mucho mejores que las de la también recién estrenada Doom -; o la espectacular escena final con el tiroteo con la guardia pretoriana de los Goodchild o el asalto al dirigible. Pero los autores, insisto, se han preocupado de que el hilo argumental no desmerezca la fascinante puesta en escena, llevada a cabo con un detallismo minucioso que recuerda a filmes como el Solaris de Soderberg.
Quizás esa mixtura entre película de acción y vanguardismo intelectual es lo que más ha perjudicado a la película, que no obtuvo buenas críticas ni resultados en taquilla durante su estreno en los USA, pese a contar como principal reclamo a la bellísima Charlize Theron, en auge tras su oscar por Monster. De origen surafricano, pasó de ser la chica de un spot de Martini a una de las actrices-revelación con más futuro de los 90; y aunque su carrera no ha tenido el éxito ni la proyección de otras actrices de esa época, es imposible olvidarla gracias a títulos como: The Italian Job, Operación Reno, Las normas de la casa de la sidra, o Pactar con el diablo, entre otros. En Aeon Flux la chica impone su espectacular y elegante presencia física desde el primer fotograma de la película. La cámara la adora y se recrea siguiéndola y filmándola desde todos los ángulos y planos posibles. Su presencia desborda al resto del plantel de actores, incluso a una testimonial Natalie Portman, al convertirse – literalmente – en el eje sobre el que pivota toda la película, ya que en su pasado se encuentra la clave para la solución del misterio que rodea Bregna. Solo por ella se podría y debería ver Aeon Flux; pero es que además la película merece la pena, sobre todo si no se va, como fue mi caso, con ideas preconcebidas y prejuicios trasnochados.
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