The Dark Universe: el universo cinematográfico que (casi) no llegó a existir

Es curioso que, ahora que están de moda los universos cinematográficos interconectados, haya algunos que se han perdido por el camino antes de nacer, como es el caso del Dark Universe de la Universal. Doblemente llamativo si tenemos en cuenta que la Universal fue una de las pioneras en este tipo de experimentos, ya que tras presentar su galería de monstruos clásicos del terror a lo largo de los años 30 y 40, no dudó en rodar varias películas en las que Drácula compartía cartel con el monstruo de Frankenstein, se enfrentaba al Hombre Lobo, o todos ellos contra los célebres cómicos Bud Abbott y Lou Costello. De hecho, hay varios precedentes del Dark Universe, como la película The monster squad (1987) de Fred Dekker, en la que una pandilla de preadolescentes tenía que enfrentarse a Drácula, el monstruo de Frankenstein, el Hombre Lobo, la momia y el monstruo de la laguna negra; o el cómic The league of the extraordinary gentlemen (1999), de Alan Moore y Kevin O’ Neill, y su adaptación cinematográfica del 2003, que reunía a un equipo formado por Mina Harker, Allan Quatermain, el capitán Nemo, el Dr. Jeckyll y el Hombre Invisible para luchar contra el siniestro profesor Moriarty.

Pero el auténtico prólogo del Dark Universe tuvo lugar en 1999, con el remake de La momia firmado por Stephen Sommers, que se alejaba del original al mezclar el terror con un cierto aire de relato pulp de aventuras al estilo de Robert E. Howard, mezcla que se acentuó aún más en su secuela del 2001. Tal vez dispuesto a superarse a sí mismo, en su siguiente película Sommers decidió traer de vuelta al resto del panteón clásico de mitos del género de terror (Drácula, el Hombre Lobo, el monstruo de Frankenstein e incluso al Dr. Jeckyll) para enfrentarlos a una atípica versión del Dr. Van Helsing, que ahora se parece más al capitán Kronos de la Hammer, o al espadachín puritano de Howard, Solomon Kane. Excesiva, desmesurada, Van Helsing (2004) no tuvo el mismo éxito que sus predecesoras, aunque se deja ver con agrado y con el tiempo ha ganado en interés como precursora del Darkverse. De hecho, no falta quien opina que Van Helsing comparte línea temporal con las dos primeras películas de La momia, y que las tres forman el embrión de un nuevo universo cinematográfico dedicado a los clásicos del terror, el cual que no llegó a cuajar debido a la irregular acogida que tuvo la película protagonizada por Hugh «Lobezno» Jackman, que aquí tiene ocasión de dar rienda suelta a su faceta más lobuna.

El estreno de Iron Man en 2008 sentó las bases del UCM, al que seguirían otros universos cinematográficos como el UCDC de Warner, o los monstruos de Legendary (Godzilla vs Kong), lo que tuvo como consecuencia que en Universal movieran ficha y tratasen de desarrollar su propio universo cinematográfico, conocido como el Darkverse, o Dark Universe. El título fundacional de este nuevo universo iba a ser Drácula: la leyenda jamás contada (2014) de Gary Shore, protagonizada por Luke Evans como el vampirizado noble rumano. De hecho, al final del filme, el Drácula interpretado por Evans se pasea por las calles del Londres actual, mientras que el vampiro que le convirtió le observa y murmura para sí: «El juego ha comenzado». Por desgracia para la Universal, la película no tuvo mucho éxito, pese a lo cual en la productora, lejos de arrojar la toalla, decidieron volver a intentarlo con un nuevo equipo, comandado por Alex Kurtzman (colaborador habitual de J. J. Abrams) y echando mano de un personaje que ya les había funcionado en el pasado, como era la momia, aunque esta nueva versión estaría ambientada en la actualidad, al igual que el Drácula de Luke Evans.

No sería este el único cambio que se fue introduciendo sobre la marcha. Bajo el maquillaje digital y las vendas de la momia encontramos ahora a la bailarina y actriz francesa Sofía Boutella, mientras que la película (y el nuevo universo) se alejarían de sus raíces terroríficas para transitar más por el terreno de la acción y la aventura, con ocasionales toques de humor, un poco en la línea de lo que había hecho Stephen Sommers, pero adaptado al mundo de hoy y con marcadas influencias de otros universos cinematográficos previos, como el de Godzilla, Kong y compañía.

Un último - pero trascendental - cambio tuvo lugar con la incorporación de Tom Cruise al reparto como ¿coprotagonista? Del filme. Para bien o para mal, el actor norteamericano es conocido por involucrarse a fondo en los proyectos en los que trabaja e imponer su personalidad arrolladora en los mismos, hasta el punto de convertir cada película en un espectáculo dedicado a su persona. Algo de eso es lo que pasa con La momia (2017), pensada para un actor más joven, pero en la que Cruise y su personaje se convierten en el eje sobre el cual gira toda la trama, desplazando al resto de actores, incluida la propia Sofía Boutella, que más parece una invitada en su propia historia que la auténtica protagonista. Una pena, porque la película no carece de puntos de interés, como ese Mr. Jeckyll & Mr. Hyde interpretado por Russel Crowe, al frente de una misteriosa organización conocida como el Imaginarium, que al igual que la Planetary de Warren Ellis parece destinada a combatir monstruos y proteger la historia secreta del mundo. De hecho, cuando Morton (Cruise) llega a sus instalaciones podemos ver una galería de objetos que incluyen desde el cráneo de un vampiro, hasta lo que parece parte del cuerpo de una criatura de la laguna negra, en una especie de guiño a ese embrionario universo que pudo ser, pero que no llegó a tomar forma. Y es que, según los planes de la Universal, tras La momia se hubiesen rodado nuevas entregas-capítulos del Dark Universe, como La novia de Frankenstein, en 2019, o El hombre invisible, en 2020. Sin embargo, los sucesivos fracasos de Drácula y de La momia, acabaron provocando que dicho universo quedase aplazado sine die, con Kurtzman fuera del proyecto y todas las nuevas películas descartadas, a excepción de El hombre invisible (2020), que se traspasó a Blumhouse, reconvirtiéndose en un filme de suspense psicológico con tintes de violencia de género. A este respecto conviene destacar que El Hombre Lobo de Benicio del Toro (2010) no tiene nada que ver con el Darkverse, y se limita a ser un remake de la película original de 1941, protagonizada por Lon Chaney, con algún que otro guiño a filmes posteriores, como la magistral Un hombre lobo americano en Londres (John Landis, 1981).

Por lo tanto, una cronología aproximada del Darkverse podría ser:

S. XV - Drácula Untold (Orígenes).

1886 - El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde (Novela).

1887 - Van Helsing.

1926 - La momia.

1933 - La momia 2.

2014 - Drácula Untold (época moderna).

2017 - La momia.

2020 - El hombre invisible (El proyecto original).

Mientras que se podría establecer una filmografía básica a partir de las siguientes películas:

- Drácula (1931).

- Frankenstein (1931).

- La momia (1932).

- El hombre invisible (1933).

- El Hombre Lobo (1941).

- El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde (1941).

- Abbott y Costello contra el Hombre Invisible (1951).

- La criatura de la laguna negra (1954).

- Abbott y Costello contra la momia (1955).

- The Monster Squad (1987).

- La momia (1999).

- La momia 2 (2001).

- Van Helsing (2004).

- Drácula, la historia jamás contada (2014).

- La momia (2017).

- El hombre invisible (2020).

¿Hay alguna posibilidad de que Universal se plantee relanzar su Universo Oscuro? No parece probable, después del fracaso de dos súper producciones como Drácula y La momia, aunque como el propio Sean Connery nos diría, «Nunca digas nunca jamás»; y es que en un mundo como el de Hollywood, donde las expectativas cuentan tanto como los resultados, no es descabellado pensar que de aquí a varios años no prueben suerte de nuevo, si alguien presenta un proyecto razonable y con expectativas de éxito, aunque por ahora nos tendremos que conformar con filmes clásicos como los aquí mencionados, y otros que hemos dejado de lado por no estar directamente relacionados con la Universal, como el Drácula de Christopher Lee y otros personajes de la Hammer, que ya serían materia para otro artículo.