Una aproximación al cine de temática LGBT /02
Gina Hershon y Jennifer Tilly, complices y amantes |
En una escena de Lazos ardientes (1996) el personaje de Corky (Gina Gershon) hace una referencia más o menos velada a la célebre serie de televisión Cagney & Lacey (1982-1988). Y es que, si bien esta no era una serie de temática abiertamente lésbica, no faltó quien en su época interpretase esta ficción policiaca y feminista en clave de ambigüedad sexual, buscando siempre un cierto doble sentido a la relación profesional (¿y personal?) entre ambas protagonistas. Una ambigüedad que aparece también presente en series posteriores como Rizzoli & Isles (2010, hasta la actualidad) o Nikki & Nora: The N&N Files (2014). Más explícitas en sus planteamientos son The L Word (2004-2009) u Orange is the new black (2013 en adelante), aunque el autor de estas líneas reconoce una cierta debilidad por la serie de la BBC3 Lip Service, ambientada en Glasgow (Escocia), y que nos dejó para el recuerdo a todo un icono de la cultura LGBT como es la fotógrafa Frankie Allan, magistralmente interpretado por la actriz anglo lituana Ruta Gedmintas (1).
Frankie Alan, genio y figura |
Volviendo a Lazos ardientes, la referencia a Cagney & Lacey no es casual. En esta película de 1996 dirigida por los hermanos Wachowski (si, los mismos que se harían famosos poco después con la trilogía Matrix, y uno de los cuales cambiaría de género por el camino) la protagonista (Corky, una atractiva Gina Gershon post-Show Girls) es seducida por otra mujer (Jennifer Tilly) para que la ayude a robar al amante de esta, Caesar (Joe Pantoliano) y de paso deshacerse de él. Un argumento clásico del cine negro, que hemos visto con pequeñas variaciones en infinidad de filmes, pero que aquí presenta la novedad de que la pareja protagonista es del mismo sexo. A este respecto hay que destacar la idiosincrasia del espectador medio masculino, que se siente incómodo cuando dos hombres se cogen de la mano (no digamos ya cuando se besan) en pantalla, pero que no tiene el menor reparo cuando esa misma escena la protagonizan un par de mujeres, siendo esta de hecho una de las fantasías sexuales recurrentes entre algunos varones, lo que ha permitido que la homosexualidad femenina se haya podido tratar, tanto en el cine como en televisión, con algo más de manga ancha (aunque tampoco mucha más, a fuer de ser sinceros).
El amor es mejor que el chocolate, parece querer decir Christina Cox |
Más interesante (y arriesgada en sus planteamientos) es la película sueca Fuckin Amal (1998) que explora temas como la iniciación sexual y la atracción entre personas del mismo género a través de las experiencias de dos jóvenes estudiantes adolescentes, un poco en la línea de la novela gráfica El azul es un color cálido, de la artista francesa Julie Maroh (2), que sirvió a su vez de inspiración para la película La vida de Adèle (2013) de la que hablaremos más adelante. En clave más ligera encontramos títulos como Better than chocolat (1999), una comedia romántica protagonizada por una jovencísima Christina Cox, actriz que se ha especializado en la pequeña pantalla y que no hace mucho ha sido la Nora Delaney de la antedicha Nikki & Nora: The N&N Files junto a Liz Vassey (Nikki Beaumont). Ya en 2005, Lena Headey sería la atractiva florista que encandila a una joven Piper Perabo poco antes de la boda de esta en Rosas rojas. Aunque todo se plantea con sentido del humor y mucha delicadeza, la película pone encima de la mesa un tema tan complicado como es salir del armario tras una vida de (aparente) heterosexualidad, y aunque por imperativos del guión el novio (Matthew Godee) reacciona de una forma bastante comprensiva y civilizada, uno se queda con la sospecha de que en la vida real las cosas no siempre son igual de fáciles, lo que hace que la decisión sea aun más valiente, si cabe. Más recientemente, Mark Ruffalo (3) ha sido el padre biológico que reaparecía para turbar la ¿feliz? vida de pareja de Annette Benning y Julianne Moore en Los chicos están bien, de Lisa Cholodenko (2010). Sin olvidarnos de la inclasificable D.E.B.S. (Espías en acción, 2004) donde la agente secreta Amy (Sara Foster) se siente irresistiblemente atraída por su Némesis, la supervillana Lucy Diamond (una bellísima Jordana Brewster) en una historia de marcado carácter pop que entremezcla sin tapujos el género de espías con el mundo del comic, la comedia sentimental y la ciencia ficción hasta dar como resultado un filme tan entretenido como entrañable en su desmesura.
Adèle y Emma: jóvenes, hermosas y enamoradas |
Más conocida es la francesa La vida de Adèle (Abdellatif Kechiche, 2013), inspirada en la antedicha novela gráfica El azul es un color cálido de Julie Maroh, que cosechó en su momento un importante éxito de público y crítica, además de alzarse con la Palma de Oro del festival de Cannes de ese mismo año. No falta quien critica la crudeza de algunas de sus escenas sexuales aunque, a título personal, creo que están justificadas, ya que su razón de ser era mostrarnos el sentimiento de satisfacción de Adèle durante su primer encuentro amoroso con Emma, frente a la frustración que le habían producido sus anteriores experiencias sexuales. En cierto aspecto, es un caso parecido al de Taxi a Paris, la célebre novela de la escritora Ruth Gogoll en la que una joven ejecutiva se enamora de una atractiva prostituta de mujeres (4). Si eliminas las (abundantes) escenas de sexo tienes una historia diferente, más convencional y políticamente correcta, pero al igual que en el caso de La vida de Adèle, le faltaría algo: esa pasión y sensualidad fruto de la atracción física y del deseo mutuos, que a la postre son también parte, causa y consecuencia del amor. Algo que Vicente Aranda intuyó e intentó reflejar en Una habitación en Roma (2010), cuando hizo que sus protagonistas pasasen varios días encerradas en la habitación de un hotel amándose, explorándose mutuamente, y disfrutando la una de la otra, como si no hubiese nada ni nadie más en el mundo aparte de ellas dos.
Y es que al final, todas estas historias (y muchas otras que no hemos comentado aquí, pero que están de camino, como De chica en chica, con Jane Badler, la inolvidable Diana de V, o Freehold, protagonizada por una orgullosa recién salida del armario Elle Page) no dejan de ser historias de amor entre personas que se conocen, se enamoran y se sienten atraídas entre sí. Historias tristes o alegres, con final feliz o agridulce, abierto o cerrado, pero historias de amor al fin y al cabo. Poco importa que sus protagonistas sean chico-chica, chica-chica o chico-chico, o al menos, no debería importar. La felicidad no es una cuestión de género, y el amor es una fuerza capaz de superar la montaña más alta, o el rio más profundo, tal y como cantaban Marvin Gaye y Tammi Terrell en su tema clásico de 1967 para Tamla Records:
Y es que al final, todas estas historias (y muchas otras que no hemos comentado aquí, pero que están de camino, como De chica en chica, con Jane Badler, la inolvidable Diana de V, o Freehold, protagonizada por una orgullosa recién salida del armario Elle Page) no dejan de ser historias de amor entre personas que se conocen, se enamoran y se sienten atraídas entre sí. Historias tristes o alegres, con final feliz o agridulce, abierto o cerrado, pero historias de amor al fin y al cabo. Poco importa que sus protagonistas sean chico-chica, chica-chica o chico-chico, o al menos, no debería importar. La felicidad no es una cuestión de género, y el amor es una fuerza capaz de superar la montaña más alta, o el rio más profundo, tal y como cantaban Marvin Gaye y Tammi Terrell en su tema clásico de 1967 para Tamla Records:
"Porque, cariño,
no hay montaña tan alta
ni valle tan profundo
ni rio tan grande
que me impidan llegar a ti".
Notas:
(1). Actualmente, la hacker Dutch Velders en la serie de televisión The Strain, inspirada en la trilogía de novelas Nocturnia, creada por Chuck Hogan y Guillermo del Toro.
(2). Publicada en España por la editorial Dib-buks.
(3). El más reciente Hulk del universo cinemático Marvel (aunque a título personal, yo soy más de Eric Bana).
(4). Si, lo sé. Ahora mismo están pensando qué diablos pinta una novela en un artículo sobre cine. ¿Qué puedo decir? Me parece una gran historia, y no entiendo que ninguna productora se haya fijado en ella para hacer una película. Tengo hasta el casting perfecto para el filme: Léa Seydoux en el papel de la atractiva (aunque atormentada) prostituta, y Noomi Rapace como su clienta enamorada. ¿Qué les parece?
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