Total Recall 1990 vs 2012


Hora de retomar la nueva sección dedicada a mis Clásicos Inolvidables, en esta ocasión centrada en Total Recall, no la nueva versión del 2012 de Len Wiseman, sino la película original rodada en 1990 por Paul Verhoeven. El tiempo dirá si el remake termina por convertirse en un clásico como el filme original, que en mi humilde opinión se cuenta entre los mejores trabajos de su realizador, junto a Robocop (1987) y Starship Troopers (1997).
El argumento de ambas películas es tan similar que el siguiente resumen podría servir perfectamente para cualquiera de las dos: estamos en la Tierra, año 2089. Douglas Quaid es un hombre atormentado. Aunque jamás había estado en Marte, no dejaba de soñar que se hallaba en el planeta Rojo, envuelto en misiones peligrosas, enfrentado a agentes hostiles, junto a una hermosa mujer. Una vida mucho más atractiva que la suya, atrapado en la monotonía diaria de un matrimonio cansino y un empleo en la construcción. Hasta que decidió recurrir a Rekall, una empresa capaz de materializar los sueños imposibles de sus clientes, y cuyo lema era: "Podemos recordarlo todo para usted". Y ahí fue donde empezaron realmente sus problemas. El irlandes Colin Farrell recoge el testigo de Arnold Schwarzenegger para encarnar al protagonista mientras que en esta ocasión los papeles femeninos recaen en Kate Beckinsale (su esposa) y Jessica Biel (como Melina).


Ambos filmes parten de la misma historia: un relato corto del gran escritor de ciencia ficción Philip K. Dick titulado, precisamente, "Podemos recordarlo todo para usted". No obstante, dada la brevedad del texto original, los guionistas han tenido que alargar la trama introduciendo nuevos personajes y situaciones para estirarlo hasta los 118 minutos de duración, aunque por el camino se haya perdido algo del espíritu original de su autor. Y es que Dick fue uno de los escritores que más ha explorado en su obra los límites entre ficción y realidad, tal y como podemos comprobar en títulos como Ojo en el cielo (1957), Los tres estigmas de Palmer Eldritch (1964) o Laberinto de muerte (1970), además del relato que nos ocupa. Sin embargo, en la versión de 1990 logran conservar una cierta intriga a lo largo de todo el metraje acerca de si todo lo que sucede en pantalla es real o sólo está en la mente de Quaid, gracias en buena medida al talento de su director, el cineasta europeo Paul Verhoeven.


Hagamos un pequeño inciso para hablar un poco sobre Verhoeven, uno de los mejores representantes de esa escuela de cineastas del viejo continente que cruzaron el océano para hacer las américas con irregular fortuna. Su cine se caracteriza por combinar un espíritu épico con un cierto sentido del humor las más de las veces muy retorcido cuando no políticamente incorrecto, algo que es más evidente en sus aproximaciones al género fantástico como Robocop, Starship Troopers o la que ahora nos ocupa. De hecho, es precisamente el humor que empapa la película de principio a fin la que salva el resultado final, ya que evita que te tomes muy en serio lo que estás viendo en pantalla y por lo tanto aceptes con más naturalidad algunas escenas que bordean lo inverosimil, como el precipitado final en el que los protagonistas terraforman en planeta Marte en menos de cinco minutos. Algo que no consigue el remake de Wiseman, pese a que Colin Farrell sea mucho mejor intérprete que Arnold Schwarzenegger, o al excelente trabajo que realizan Jessica Biel y un cada vez más hermosa Kate Beckinsale, que parece disfrutar en su rol de mala de la película. Para el recuerdo quedan algunos gadgets futuristas como la cabeza animatrónica o la pantalla de rayos X que la nueva versión reproduce en ocasiones con una exactitud casi milimétrica, aunque conviene señalar que ahora se elimina la parte alienígena de la historia, y que toda la acción tiene lugar en el propio planeta Tierra.


A título anecdótico, habría que comentar que existe una adaptación novelada de la primera película a cargo de Piers Anthony, publicada en su momento en nuestro país por el desaparecido sello Ultramar dentro de su colección Grandes Éxitos de Bolsillo. El escritor toma como base el guión original de la película por lo que en la novela aparecen algunas escenas que quedaron desechadas en el montaje final, además de rellenar algunos huecos del argumento facilitando así una mejor comprensión del mismo. En cierto modo, se puede considerar como otra versión de la historia alternativa a la de Dick, Verhoeven o Wiseman. Cabe preguntarse si alguna editorial se animará a publicarla de nuevo, ahora que la película está de rabiosa actulidad gracias al estreno del remake.
Visto lo visto, ¿supera este Total Recall 2012 a su predecesora? Personalmente creo que no, ni creo que esa fuese la idea de sus creadores, en esta época de crisis de ideas en la que la industría del cine recurre una y otra vez a remakes, reboots, precuelas y secuelas de todo tipo. Lo único que se busca es llevar gente al cine e intentar amortizar costes, cuanto más mejor. Y ni eso está claro que vaya a ocurrir con esta cinta que sólo tiene como único punto a su favor el hecho de que, partiendo de un material tan bueno como son Dick y Verhoeven, es casi imposible fastidiarla del todo. Casi.


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