El agente Pendergast y otros investigadores de lo sobrenatural 1

Originalmente esta entrada iba a versar sobre la obra de los escritores Douglas Preston y Lincoln Child, en general, y la serie de novelas protagonizadas por el carismático agente Pendergast. Híbrido feliz de Fox Mulder, Andy Warhol y Sherlock Holmes, Pendergast es el miembro más reciente del longevo y selecto club de cazadores de pesadillas inaugurado por los doctores Hesselius o Van Helsing, entre otros nombres ilustres. Sin embargo, antes de entrar en materia parecía adecuado hacer un breve repaso a la lista de sus predecesores en el cargo y analizar sus principales señas de identidad.
Un primer y apresurado análisis arroja que la mayor parte del gremio son varones de clase social media-alta, posición desahogada, un elevado nivel cultural, y relacionados con el campo de la investigación, ya sea a través de la medicina (como John Silence, o el ya aludido doctor Hesselius) o como agentes de la ley (como Nayland Smith, Teddy London o Dylan Dog). Por supuesto, hay excepciones, como la adorable Buffy, o los intrépidos compañeros de Scooby.
Sin duda alguna, el patriarca o fundador del club sería el célebre Dr. Van Helsing, el tenaz adversario del conde Drácula, devenido en padre fundador de una estirpe de cazavampiros que se prolonga hasta Rachel Van Helsing, pasando por la ya citada Buffy o Peter Vincent, el personaje interpretado por el actor Roddy McDowell en las dos entregas de Noche de miedo (1985/1988).
Colega y contemporáneo de Van Helsing, aunque menos conocido, sería el también médico Martín Hesselius, creado por el escritor Joseph Sheridan Le Fanu. Como Van Helsing, combatió a los vampiros en Carmilla (1872), pero prolongó sus aventuras en más relatos como Té verde y otros, recopilados en Los archivos del Dr. Hesselius.
A estos habría que añadir al misterioso Carnacki, del gran escritor británico William Hope Hodgson. Carnacki es una mezcla de gentleman, espiritista y detective que investiga y resuelve diversos casos de manifestaciones sobrenaturales o posesiones demoníacas con una frialdad y aplomo dignas del mismísimo Pendergast.
En algunos aspectos, Carnacki recuerda a Sherlock Holmes, pero un Holmes más frío y menos escéptico, cuyos intereses se hubiesen volcado en lo sobrenatural. Es cierto que la mayoría de los casos o enemigos a los que se enfrentaba el célebre detective no por extraordinarios eran menos mundanos, aunque en algunas contadas ocasiones Conan Doyle cedió a la tentación de hacer coquetear a su personaje con el género del terror, tendencia que han explotado algunos de sus más destacados seguidores enfrentando a Holmes contra el mismísimo Drácula (Fred Saberhagen) o H.P. Lovecraft y sus mitos de Cthulhu (Rodolfo Martínez). En cualquier caso, la inmensa mayoría de sus sucesores aficionados a lo paranormal beben, en mayor o menor medida, del carácter y el talento del inquilino de Baker Street.
Quizás uno de los trasuntos más afortunados de Holmes y Watson sea la pareja formada por el inspector Sir Dennis Nayland Smith y el doctor Petrie. A lo largo de una serie compuesta por once novelas y varios relatos escritos por Sax Rohmer, este incansable dúo se empeña en frustrar los esfuerzos del maléfico dr. Fu Manchú por proteger los intereses de la China milenaria y sojuzgar a la civilización occidental recurriendo a un arsenal tan exótico como variado, que va desde legiones de fanáticos asesinos a insectos venenosos, hongos, seres mutados, pócimas, y otros experimentos igualmente desagradables. Los personajes de Rohmer, a su vez, inspiraron al escritor Robert E. Howard para escribir relatos como Rostro de calavera (1946) o su continuación.
La aparición de las revistas pulp supuso un caldo de cultivo inmejorable para el desarrollo de todo un plantel de carismáticos personajes que acabarían por consolidar el concepto del detective de lo sobrenatural. Pero eso, como decía el narrador del Conan de John Milius, es otra historia que les contaré en breve. Nos vemos o nos leemos, lo que ocurra primero. Saludos.

Comentarios

Nidesca ha dicho que…
A mí me ha pasado algo curioso: durante toda mi vida huí de los relatos de terror y, cuando pude, de las pelis de terror, pero ahora el tema me apasiona por lo que tiene de composición fantástica, por el manejo de las imágenes, por la psicología de los personajes, porque permite un despliegue más amplio de la imnaginación por parte del escritor y también del lector.
En fin, siento que el género terror/suspenso/sobrenatural (no sé cómo llamarlo) me ha ayudado a crecer y a ser más amplia, es como si de cierta forma hubiese tenido que cruzar una frontera.
Alejandro Caveda ha dicho que…
Bueno, el fantástico en general, y el terror en particular, da mucho juego a la fantasía e imaginación del autor, y por supuesto del lector, como tu bien señalas. Tampoco es raro que haya autores que se lo planteen como un viaje iniciático, Llopis lo comentaba en alguna de sus introducciones a las antologias de Lovecraft, así que es perfectamente posible que provoquen diversas respuestas en cada lector. Desde luego a mi me ha ayudado a ampliar mis horizontes literarios :o)

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