Superman y el legado de Richard Donner


Ahora que el UCDC está a punto de resetearse, una vez más de la mano de un nuevo Hombre de Acero, parece un buen momento para echar un vistazo a tras y repasar la trayectoria del personaje en la gran pantalla desde el estreno de Superman (Richard Donner, 1978).
Como apuntábamos en un artículo anterior, esta película marcó un antes y un después de en el cine de superhéroes, no sólo por su vocación de blockbuster, rodada con grandes medios y un plantel de grandes estrellas que incluía a todo un actor de la talla (y el volumen) de Marlon Brando para dar vida a Jor-El, sino también porque su éxito abrió la puerta al rodaje de nuevas películas del género, como el Batman de Tim Burton (1989), el Blade de Stephen Norrington (1998) o la primera entrega de Iron Man (Jon Favreau, 2008), que sienta las bases de lo que será el actual UCM. Pero no nos anticipemos.
Superman I y Superman II se rodaron de un tirón. De hecho, el prólogo de la primera película remite directamente al plot de la segunda. Ya había precedentes: la adaptación cinematográfica de Los tres Mosqueteros, de Richard Lester, que finalmente se estrenó como dos películas, Los diamantes de la reina (1973) y La venganza de Milady (1974). Los actores, con buen criterio, objetaron que ellos habían cobrado por hacer una sola película y tras una oportuna reclamación judicial se estableció que cuando dos filmes se estrenasen por separado, aunque se hubiesen rodado a la vez, el reparto y demás empleados tenían derecho a cobrar por cada entrega.


Curiosamente, aunque Superman I funcionó muy bien, y la segunda parte ya estuviese prácticamente rodada y casi lista para estrenar, los productores sentían que al personaje le faltaba algo. Demasiado serio, demasiado épico. Pensaban que el público buscaba algo más humano y con más sentido del humor. Dado que Donner se negó a realizar los cambios que le pedían, la productora contrató a, precisamente, Richard Lester, para que rodase nuevas escenas e hiciese algunos cambios sutiles en el metraje para darle al personaje ese aire más humano e incluso algo auto paródico que, según creían, este necesitaba.
Si bien no estaba al nivel de la primera (Donner, a sus 48 años, tenía un sentido de la épica y un talento para las escenas de acción del que Lester, pese a su sólida experiencia como cineasta, carecía) Superman II (1980) funcionó lo suficientemente bien en la taquilla como para que los estudios le encargasen al nuevo director una tercera entrega. Según los primeros esbozos de guion, estaba previsto que el nuevo villano fuese Brainiac, además de introducir en la continuidad de la saga al personaje de Supergirl. Sin embargo, al final se decidió que Helen Slater protagonizase su propio filme en solitario (que fue un fracaso de crítica y de taquilla) y reemplazar a Brainiac por una computadora sentiente creada por el entonces de moda actor cómico Richard Pryor, pareja habitual de Gene Wilder. Aunque esta tercera película tiene algunas escenas y momentos memorables (como el regreso a Smallville) el tono general de humor bufo y el exceso de auto parodia acabaron lastrando el conjunto, y arruinando la franquicia, pese a lo cual todavía se llegó a rodar una cuarta entrega, producida por la Cannon, de infausto recuerdo y peor aún argumento.


Pese al continuo auge del cine de superhéroes, el Hombre de Acero permaneció exiliado casi 20 años de la gran pantalla, aunque en televisión si pudimos verle en series de éxito como Lois & Clark: las nuevas aventuras de Superman (1993-1997) y, sobre todo, en Smallville (2001-2011), la cual formó parte de un incipiente universo televisivo DC que incluía también Arrow y las nuevas encarnaciones de The Flash y Supergirl. Sin embargo, no sería hasta 2006 cuando pudimos ver de nuevo a Clark Kent / Superman en las salas de cine, esta vez de la mano de Brian Singer y con los rasgos físicos de Brandon Routh, un actor que, por aquel entonces, guardaba cierto parecido con el difunto Reeve. Superman returns no forma parte de ningún universo más amplio, sino que se concibe como una secuela directa de Superman II (1980), ignorando las dos siguientes entregas y, en muchos aspectos, parece una adaptación del primer filme de Richard Donner (incluso reutilizando audios del ya difunto Marlon Brando), aunque introduciendo el concepto de la paternidad de Superman, algo que no se había tocado antes en pantalla (sí en el cómic), y que no ha tenido mayor continuidad en la etapa de Zack Snyder. Hay que señalar también que en el año 2000 salió a la venta una versión extendida de la película original, que recuperaba algunas escenas inéditas y unos cuantos minutos más de metraje, aunque en lo esencial sigue siendo la versión de Donner.


Y hablando de Donner y sus versiones, el estreno de Superman returns coincidió con la salida al mercado de Superman: the Ultimate Collector’s Edition que, además de la película de Singer, incluía las cuatro entregas de Christopher Reeve; la edición especial de la película de 1978; el clásico Superman and the Mole Men (1951) de George Reeves, y, tal vez lo más interesante para quien esto suscribe, la versión de Superman II tal y como la concibió en su momento Richard Donner… más o menos. Y digo que más o menos porque, quien haya visto ambas películas, vera que más del 50% del metraje es idéntico em ambas versiones, por lo que queda claro que, en su momento, atribuirle a Richard Lester la secuela de 1980 fue algo injusto, ya que la mayor parte del filme ya estaba rodado y Lester se limitó a regrabar algunas escenas, modificar otras y, en general darle un tono más ligero al filme, pese a lo cual intuimos que buena parte de lo que Superman II tiene de bueno es mérito de Donner, sin pretender con ello restarle crédito al cineasta británico, el cual se limitó a hacer lo que le pedían lo mejor que pudo y supo, dadas las circunstancias. Irónicamente, Donner ha tenido que conservar en su versión parte del trabajo de Lester, bien porque el material original ya no existe, bien porque nunca llegó a rodarse. De hecho, algunas de las nuevas escenas son pruebas de rodaje, con un acabado y calidad técnica inferior al del resto del filme, por lo que no es difícil identificarlas. Este Superman II resulta más coherente con su predecesora, y tiene un tono más serio y épico, sin renunciar al dramatismo y a la humanidad que transmiten algunas escenas, como la mítica secuencia en el hotel de las cataratas del Niágara donde Clark está a punto de confesarle a Lois que él es Superman, y en la que Reeve da una lección magistral de interpretación con apenas quitarse las gafas y cambiar su expresión corporal en apenas un par de segundos.
Visto lo visto, ¿es mejor la versión de Richard Donner que la de Richard Lester? Más que mejor o peor, son distintas. Todo lo distintas que pueden ser teniendo en cuenta que comparten buena parte del metraje. La versión de Donner mantiene el espíritu de la primera película, mientras que la de Lester es más congruente con la evolución de la saga desde 1978 hasta el Superman IV de 1987. Al final, todo es cuestión de gustos y, como se suele decir, sobre gustos no hay nada escrito. Quizás lo más interesante de esta edición Ultimate haya sido el darle a Donner la oportunidad de ofrecer, por fin, su visión personal del filme, al igual que se hizo por después con el Snyder’s Cut de la JLA.
Como decíamos hace un par de párrafos, Superman returns es una singularidad en sí misma: una película nostálgica, concebida como la secuela de una secuela, pero que no forma parte de un universo más amplio y que, ante la falta de resultados, no ha tenido más continuidad en pantalla. Y fue precisamente el desarrollo del incipiente UCDC el que forzó el relevo de Routh por el de Henry Cavyll como el nuevo hijo de Kripton en El Hombre de Acero (Zack Snyder, 2013).


Si Superman returns es, hasta cierto punto, una actualización del primer filme de Richard Donner, El Hombre de Acero es un remake en toda regla de Superman II (el de Lester, no el de Donner, aunque el estilo cinematográfico de Snyder se parezca más al del segundo que al del primero). Descartado Luthor (que no aparecerá hasta Batman vs Superman de 2016), el protagonismo se centra en el general Zed y sus secuaces, que en esta ocasión forman un verdadero ejército, aunque no resulten tan impresionantes como Terence Stamp, Sarah Douglas y Jack O’ Halloran. Pese a las diferencias en presupuesto y efectos especiales, las referencias están ahí, como es el caso de la escena en la que los alienígenas se enfrentan al ejército en un pueblecito del medio Oeste, que en esta ocasión es la propia Smallville. Sin embargo, al ser la primera entrega del nuevo Superman, Clark no sufre aún esa presión por mantener ambas identidades que en Superman II le lleva a (casi) confesarse con Lois (Margot Kidder), ya que, a mayor abundamiento, la nueva Lois conoce su doble identidad desde el principio. Por desgracia, el relativo fracaso del UCDC de Snyder impidió que se pudiesen rodar más aventuras del Hombre de Acero en solitario, donde ahondar en su personalidad y contradicciones, mientras que el relevo de Snyder por James Gunn parece apuntar a un UCDC menos épico y sí más comercial e, incluso, con un cierto puntillo macarra, tal y como evidencian el nuevo The Suicide Squad (James Gunn, 2021) y su serie spin-off sobre The peacemaker. Y el Superman de este nuevo universo estará interpretado por el actor David Corenswet, hasta ahora conocido por su trabajo en series de televisión como House of Cards (2018), Hollywood (2020) o The Politician (2019-2020).
Todavía es demasiado pronto para saber si Gunn dará un brusco golpe de timón y Superman se liberará de la larga sombra de Donner, Brando y Christopher Reeve para encontrar su propio camino más allá de homenajes, influencias y multiversos varios. Como bien se apuntaba al final de The Flash (Andy Muschietti, 2023), el Superman de Christopher Reeve siempre estará ahí para disfrute tanto de las nuevas generaciones como de las más veteranas, al igual todas las versiones que no pudieron ser, desde el Superman II de Richard Donner a la JLA de George Miller e incluso el Hombre de Acero de Nicolas Cage y Tim Burton. Tal es la magia del cine, del comic, y de la fusión entre ambos medios.

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