La historia de Los Secretos

Los Secretos, en escena

“Aún me queda una partida por jugar /
Con mi amiga mala suerte”.

(Del tema “Mala suerte”, incluido en el LP Cambio de planes, 1993).

Muchas gracias a Iván, Silvia y Ramón, por su atención y amabilidad.

En lo que a Los Secretos se refiere, se podría decir que o bien llegué muy tarde, o demasiado pronto. Servidor nació en Gijón, provincia de Asturias, el verano de 1969, por lo que en 1980 todavía no tenía edad como para asistir a ese mítico concierto homenaje a Canito que dio pie a La Movida madrileña, y en el que Tos se convirtió definitivamente en Los Secretos. Sin embargo, fui un joven extraño, introvertido y precoz, que leía a Asimov cuando otros preferían el Mortadelo, y prefería escuchar a Cecilia, Nino Bravo o Nacha Pop antes que a otros grupos y artistas que se suponían más adecuados para gente de mi edad. Y siempre, desde que tengo memoria, estuvieron Los Secretos, desde que los oí por primera vez con apenas once años en un programa de televisión tan antiguo que ya no recuerdo cual fue. ¿Aplauso? ¿El Un, dos, tres? Quien sabe. Sólo sé que esos primeros acordes de “Desde un vidrio mojado” me atraparon sin remedio, y eso que aún no había descubierto “Déjame”.
1980 fue un gran año, aunque por aquel entonces yo no me diese cuenta. Era demasiado joven y demasiado pobre como para tener aficiones. Nunca pude permitirme adquirir el primer EP de Los Secretos. Tampoco pude comprar su primer LP, el de 1981, aunque un amigo tuvo el detalle de grabarme una copia en casette (en aquellos tiempos, lo de la copia no sonaba tan feo e ilegal como hoy día) que escuchaba por la noche, a oscuras, en un viejo reproductor-grabador portátil de mi tío, hasta que mi madre entraba y me amenazaba con confiscarme el equipo si no me iba a dormir ipso facto. Años más tarde pude sacarme la espina y conseguir ese LP en una tienda de discos de segunda mano de Gijón (¿Paradiso?), aunque seguí escuchándolo en cinta porque aún no tenía torre de música (de hecho, no la tuve hasta 1999). En 1996 salió al mercado una edición especial llamada La historia de Los Secretos, que incluía un libro más tres CD con temas clásicos, maquetas y versiones alternativas de sus primeros éxitos. Todo un regalo para las y los seguidores del grupo, que tuvo un broche de oro en 2015 con la edición del 35 aniversario del álbum original, que incluía además un interesante librito con fotografías, letras y otros documentos de interés.

La historia de Los Secretos

Los años comprendidos entre 1981 y 1985 fueron un periodo confuso. Los Secretos seguían sacando discos (Todo sigue igual, 1982; Algo más, 1983) pero se les notaba cierto desencanto que, unido al escaso apoyo de Polydor, hizo que tras el éxito inicial de “Déjame” se fuesen convirtiendo en un grupo minoritario, casi de culto, lo cual, unido a cierta fama de tristes (cuando no de deprimentes) les alejó un poco del mainstream y del público en general que, por aquel entonces, estaba asistiendo al debut de otros grupos más populares (y comerciales), dicho sea sin acritud, como los Hombres G o Duncan Dhu. Por otro lado, la primera mitad de los ochenta fue una época difícil para ser fan de Los Secretos. En un momento en el que los institutos estaban poblados por tribus urbanas tan variadas y reconocibles como heavies, mods, punkies, rockers, rockabillies, emos, siniestros, pijos y surferos (entre otros grupos no menos exclusivos) ser admirador de los hermanos Urquijo y compañía cotizaba a la baja, y era motivo más que suficiente para que te cayesen collejas de continuo, desde el aula a la cafetería del centro, pasando por los vestuarios y salas de castigo.
Por suerte, todo cambió a partir de 1986, con el éxito de El primer cruce, al que siguieron Continuará (1987) y su primer doble LP en directo, pobre en producción, pero rico en contenido. De repente, Los Secretos volvían a estar de moda. O tal vez nunca se habían ido y, por fin, había llegado su momento. Pero escuchar “Déjame”, “Buena chica” o “Volver a ser un niño” dejó de ser un vicio solitario. Incluso a veces tenía lugar un fenómeno sorprendente: cuando empezabas a tararear una canción de Los Secretos, la gente a tu alrededor la reconocía y, a los pocos segundos, ya había varias personas cantándola a pleno pulmón, sin complejos, y todo ello mucho antes de que el karaoke hiciese furor. En otro orden de cosas, hacia 1986 mis finanzas ya me permitían comprarme algún que otro LP, por lo que poco a poco pude ir completando mi discografía de Los Secretos, a la que se iban añadiendo nuevos álbumes como La calle del olvido (1989), Adiós, tristeza (1991), Cambio de planes (1993), Dos caras distintas (1995) o el primer volumen de sus Grandes Éxitos (1996), que recogía lo mejor de su trayectoria hasta la fecha. Por desgracia, poco antes de la publicación del segundo volumen, un 17 de noviembre de 1999, fallecía Enrique Urquijo, de forma tan trágica como inesperada.

A tu lado

La muerte de Enrique dejaba al grupo en una situación difícil, ya que este había sido durante muchos años el solista habitual y la cara más representativa de Los Secretos. ¿Debían seguir adelante sin él? ¿Podía sobrevivir la formación sin la icónica figura de Enrique Urquijo? El segundo volumen de sus Grandes Éxitos fue otro éxito de ventas, al igual que A tu lado (2000), un disco-tributo en el que algunos de los mejores artistas del momento, como Cómplices, Carlos Goñi, los Hombres G, Mikel Erentxun o Miguel Ríos (entre otros) reinterpretaban temas clásicos del grupo. Muchos de estos artistas (más nuevos invitados, como Amaral, Coque Malla o Antonio García) repitieron años más tarde en el concierto homenaje a Enrique Urquijo, con motivo del veinte aniversario de su muerte, que también fue publicado en CD y DVD con el título Desde que no nos vemos (2019). En todo caso, era evidente que el interés por Los Secretos, lejos de desaparecer, estaba más vivo que nunca, por lo que Álvaro Urquijo y los demás miembros de la banda dieron un paso al frente y tomaron la decisión de continuar.
No sé si al contar así la historia le estoy haciendo justicia a Álvaro, al dar la impresión de que simplemente fue el relevo de su hermano. Álvaro estuvo ahí desde el principio. Los Secretos fue un grupo formado por los tres hermanos Urquijo, más otra gente de talento que también supieron aportar su propio grano de arena al estilo y ADN de la banda. Gente como Canito, Pedro Antonio Díaz, Ramón Arroyo, y tantos otros que, en uno u otro momento, también son y han sido miembros de pleno derecho de Los Secretos. En todo caso, la decisión no pudo ser más acertada. El grupo ha sabido seguir adelante, encontrando su propio camino sin renegar de sus raíces ni de sus fans de toda la vida, pero abriéndose a nuevos estilos y formas de hacer (y entender) la música. En 2007 salió al mercado 30 años, un recopilatorio que recogía en 2 CD + 1 DVD lo mejor de su ya dilatada trayectoria, al que seguirían Sinfónico (2011), grabado en el teatro real de Madrid junto a la JOUVa, y el lujoso Una vida a tu lado, una caja que incluía 4 CD + 1 DVD y en la que repasaban toda su carrera musical, desde los comienzos hasta el año 2017.

Desde que no nos vemos

Los últimos años el grupo se ha volcado en un proyecto muy especial: A tu lado, una acertada combinación de musical, obra de teatro y concierto, a través de la cual recuerdan la historia de sus orígenes, como se gestaron sus primeros éxitos, las distintas formaciones del grupo, sus difíciles relaciones con su primera discográfica y, en general, toda esa etapa que va entre 1979 (cuando todavía eran Tos) y 1999, año de la muerte de Enrique Urquijo. Este es el espectáculo que pudimos ver y disfrutar en el teatro de la Laboral de Gijón este fin de semana, el viernes 26 y el sábado 27, y que (salvando las distancias) ha sido lo más parecido a haber estado en el Madrid de la Movida sin haber estado, sobre todo para los que, como un servidor, eran muy jóvenes y llegaron un poco tarde.
¿Cuál es la clave del éxito de Los Secretos? Durante el espectáculo, alguien definió a Enrique Urquijo como el poeta de la realidad, definición con la que no podemos estar más de acuerdo. Nos sentimos identificados con las canciones de Los Secretos porque nos hablan del mundo real. Porque en un momento dado, a todos nos han partido el corazón, o nos hemos sentido tristes sin saber muy bien por qué, o nos hemos sentido confusos ante ese teatro del absurdo que es la vida. Por último, y no menos importante, porque al margen de las modas y del paso del tiempo, Los Secretos han sabido ser ellos mismos, sin traicionar su esencia ni hacer concesiones al comercialismo fácil y rápido. Son auténticos, y eso se nota sólo con verlos actuar sobre el escenario, dándolo todo una y otra vez para esos fans que irían con ellos por el túnel que lleva a donde crece la más oscura flor de la ciudad, y aún más allá.

De derecha a izquierda: Ramón Arroyo, Álvaro Urquijo, Adriana y un espontáneo que pasaba por ahí.

Curiosamente, con el tiempo, Los Secretos han ido acercándose a ese concepto alternativo de grupo que tenía el propio Enrique y que exploró en su proyecto paralelo Enrique Urquijo y los problemas, al centrarse en conciertos más acústicos, en salas más pequeñas y ante un auditorio más selecto, lo que no quiere decir que Los Secretos no sean un fenómeno de masas ya que, como bien se evidenciaba durante el espectáculo, sus canciones son ya patrimonio de varias generaciones de admiradores, capaces de cantarlas de memoria una y otra vez, como se hizo el viernes 26, cuando el grupo cedió el testigo al auditorio y fue (fuimos) el propio público quienes cantamos a voz en grito “Déjame”, tal vez el mejor homenaje que se le puede hacer a Los Secretos y al propio Enrique Urquijo, representado por el actor que le daba vida sobre el escenario. Y así, durante un breve instante, todas y todos los presentes nos pudimos sentir parte del grupo o, al menos, Secretos honorarios. Tal es la magia de la música, en general, y de Los Secretos, en especial.

Gijón, 26-04-2024 / 30-04-2024.

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