Dieter Bohlen y los Modern Talking


Preludio. 1954-1985.

Los ochenta fueron la década de la música disco electrónica. De las chaquetas con hombreras, los estilismos arriesgados y los peinados cardados y lacados hasta el exceso. La era de Reagan, el glasnost, la Perestroika y la caída del muro de Berlín. La época de la Movida, el triunfo del PSOE, Tierno Galván, Almodovar, Alaska y la “Chica de ayer” de Nacha Pop. La época dorada de Stallone, Schwarzenegger, Van Damme y Bruce Willis. Y, por supuesto, fue la época del euro-dance y Modern Talking. Y no se puede entender a los Modern Talking sin hablar de su alma y mente creativa, Dieter Bohlen.
Bohlen nació en Berne, Alemania, un 7 de febrero de 1954. Era el típico joven germano de su época: alto, de aspecto sano, algo robusto, de facciones varoniles y una cuidada melena rubia que se convertiría en una de sus señas de identidad. Desde muy pronto, Dieter se sintió atraído por el mundo de la música y, en cuento pudo, abandonó su ciudad natal para trasladarse a Hamburgo donde comenzó a colaborar con la productora Hansa, allá por 1978. Aunque su sueño era llegar a ser cantante y, más en concreto, solista de un grupo musical, al estilo de los que por aquel entonces estaban surgiendo en Alemania y otros países del entorno, sus comienzos fueron como arreglista y compositor, aunque llegó a escribir e interpretar varias canciones que, posteriormente, reciclaría en los primeros álbumes de Modern Talking. Su gran oportunidad llegó al conocer al productor Luís Rodríguez, el tercer Modern Talking, y responsable, en buena medida, de esa estética y estilo que fueron parte del éxito del grupo.
Dieter, que había crecido al abrigo de las nuevas corrientes musicales de la segunda mitad de los setenta y, en especial, de la música electrónica y de baile, tenía un cierto talento como compositor e instrumentista. Por desgracia, su voz era demasiado grave y le costaba alcanzar registros más variados, por lo que decidió mantener el control creativo del grupo y buscar un solista que interpretase sus canciones. El elegido fue Thomas Anders, otro chico de estética moderna (de hecho, casi diez años más joven que su compañero), con una larga melena morena, fotogénico y una voz mucho más aguda y versátil. Con su incorporación, Modern Talking cobró carta oficial. Anders era el cantante y la imagen principal del grupo, mientras que Bohlen se reservaba las facetas de compositor, instrumentista y co-productor junto a Luís Rodríguez. Aparte, hubo diferentes músicos de estudio que acompañaron a Anders y Bohlen en los coros y contribuyeron a darle algo más de riqueza instrumental a las canciones del dúo.


Primera etapa (1985-1987):

Así, en 1985 aparece su primer trabajo de estudio, titulado sencillamente Modern Talking: The 1st Album, que incluía los hits “You are my heart, you are my soul” y “You can win if you want”, además de algunos temas de la época de Bohlen en solitario, como “Lucky Guy”, regrabados para la ocasión. Antes de que terminase el año apareció su segundo álbum, Let’s talk about love, con el súper éxito “Cheri, cheri lady”.
En cierto modo, estos dos primeros LP condensan la esencia del grupo: canciones sencillas, bailables, de letras tan románticas como intrascendentes, construidas a partir de una melodía rítmica sobre la que se superponen la voz de cabeza de Anders, capaz de aguantar agudos y prolongados falsetes en la mejor tradición de los Bee Gees, con Bohlen a los coros, más la aportación puntual de algún otro instrumento, como percusión o un solo de guitarra, para darle algo más de variedad al conjunto. Las malas lenguas decían que Bohlen tenía un repertorio básico de diez canciones y que, en realidad, toda la producción de Modern Talking (y, por extensión, de C. C. Catch y Blue System) son variaciones sobre esos diez temas. Sea cierto o falso, lo cierto es que el dúo irrumpió con fuerza en el mercado musical europeo de mediados de los ochenta. Eran jóvenes, atractivos, combinaban bien, y su música era pegadiza y bailable, aunque hoy día nos suene un tanto monótona e, incluso, repetitiva.
En 1986 llega el que tal vez sea el álbum más conocido de Modern Talking: Ready for Romance, que incluía los sencillos “Brother Luie” (dedicado a Luís Rodríguez) y “Atlantis is calling”. La capacidad de producción de Bohlen era tan grande que, de forma paralela, había comenzado a apadrinar a otros artistas como Chris Norman (“Midnight Lady”) o, sobre todo, a Caroline Catharine Müller, más conocida como C. C. Catch, para la que produjo cuatro álbumes de estudio entre 1985 y 1988, con éxitos no menos comerciales y populares que los de los propios Modern Talking, entre los que cabe destacar “Heaven & Hell”, “Heartbreak Hotel” o “Soul Survivor”, por poner varios ejemplos.
En 1987 el dúo vuelve a la carga con In the middle of Nowhere (título simbólico donde los haya), que incluía dos nuevos sencillos: “Gerónimo’s Cadillac” y “Give me peace on Earth”, una balada melódica y de mensaje pacifista que no funcionó bien ni en las pistas de baile, ni en las listas de los más escuchados, por lo que Bohlen y Anders decidieron dejar ese tipo de canciones en segundo plano, y seguir apostando por temas más rítmicos y bailables como carta de presentación de cada LP. Ese mismo año llegaría Romantic Warriors, precedido por el sencillo “Jet airliner”.
En apariencia, los Modern Talking estaban en su mejor momento. Sin embargo, de puertas para adentro, las aguas bajaban revueltas. Las discrepancias artísticas (y personales) entre los dos miembros del grupo cada vez eran más evidentes. Anders se quejaba de que su compañero apenas tenía en cuenta sus ideas y sugerencias, algo en lo que coincidía con la antedicha C. C. Catch que, finalmente, logró liberarse de la férrea tutela de Bohlen y publicar por su cuenta nuevos álbumes de estudio que, no obstante, no tuvieron el mismo éxito que los de su primera etapa. En descargo de Bohlen, diremos que su fórmula funcionaba. Su música era intrascendente pero comercial, pegadiza, se escuchaba y se vendía bien, por lo que es comprensible (hasta cierto punto) que no viese muchos motivos para cambiar. Algunos rumores apuntan también a los deseos del propio Anders de aprovechar el tirón del grupo para emprender su propia carrera en solitario, animado por su pareja sentimental. En cualquier caso, para finales de 1987, la distancia entre ambos era evidente. El sexto álbum del dúo, In the garden of Venus, salió casi por sorpresa, sin toda la promoción de los anteriores, y acompañado por un discreto sencillo (“In 100 years”) que en Alemania no pasó del puesto número 30 de la lista de grandes éxitos, aunque en España si llegó al número 4. En apenas tres años, Modern Talking había sacado al mercado seis LPs y nueve sencillos, convirtiéndose así en uno de los grupos más prolíficos y escuchados del momento.


La era Blue System (1987-1998):

La disolución de Modern Talking supuso un relativo contratiempo para Bohlen, que todavía tenía apalabrados dos contratos más del dúo para la discográfica. Por otro lado, hacía tiempo que el compositor llevaba dándole vueltas en la cabeza a un proyecto musical paralelo, más personal y relajado que su trabajo con Anders. La ruptura precipitó su decisión y Bohlen decidió reciclar parte del material que tenía preparado para Modern Talking en dicho proyecto, llamado Blue System (como sus pantalones vaqueros), con la diferencia de que esta vez él sería el cantante y la cara visible del grupo. El resto de la formación se completaría con diversos músicos de estudio y solistas de apoyo (como Jeanne Dupuy, con la que Bohlen mantuvo una breve relación sentimental) que fueron rotando a lo largo de la trayectoria del grupo, aunque algunos, los más veteranos, heredaron el proyecto cuando Bohlen reactivó los Modern Talking en 1998, cambiando el nombre a System in Blue. Otros eran más modelos que músicos, y sólo estaban ahí para dar una cierta imagen coral y que no se notase que Blue System, en la práctica, era Dieter Bohlen y poco más.
No obstante, su presencia no era del todo superflua ya que, pese a su talento como compositor prolífico y hombre de negocios, Bohlen tenía una voz más bien discreta, grave pero algo ronca, e incapaz de alcanzar los mismos registros que Anders, lo que condicionó – hasta cierto punto – el estilo de Blue System. Por otro lado, los tiempos estaban cambiando, como diría Bob Dylan, y con ellos los gustos musicales de la gente, algo que es evidente también en la discografía de Blue System ya que, si bien los primeros álbumes recuerdan la música y el sonido de Modern Talking, con el tiempo Bohlen se va abriendo a nuevos ritmos e influencias, incorporando a sus temas elementos más propios de la música tecno (o incluso del rap).
El primer álbum de Blue System, Walking on a Rainbow, salió al mercado a fines de 1987, compartiendo estantes con In the garden of Venus, y con una estética y sonido muy similares, por lo que la mayoría de los fans de Modern Talking hicieron la transición al nuevo grupo de forma casi espontánea, pese a la ausencia de Anders. Sin embargo, Walking on a Rainbow es un álbum hasta cierto punto incompleto, con sólo ocho temas, muchos de ellos maxi-singles, pensados originalmente para Modern Talking y grabados y lanzados al mercado a toda prisa para enganchar a los fans antes de que el interés de estos por el dúo alemán se disipase. En ese sentido cumplió con creces su función, aunque Bohlen no empieza a encontrar su propio estilo hasta el tercer álbum, Twilight, de 1989, del cual se extrajo el sencillo “Magic Simphony”.
Blue System fue un negocio muy rentable para Bohlen, quien llegó a sacar al mercado 13 álbumes entre 1987 y 1997, superando de lejos el récord de su primera etapa, aunque en el fondo los fans del dúo seguían echando de menos a Modern Talking y especulaban con un posible regreso del grupo, algo que hacia finales de los noventa ya no parecía tan imposible.
Por un lado, el tiempo (y la distancia) todo lo curan. Y por otro, a finales de siglo comenzó una fiebre nostálgica por la música y la estética de los ochenta, que se prolongó durante buena parte de la primera década del XXI, al calor de la cual muchas bandas míticas se reunieron para grabar nuevos álbumes o realizar una última gira (a veces, penúltima) de cara a sus fans. La tendencia no pasó desapercibida a Bohlen y a Anders, que vieron la oportunidad de reverdecer laureles y sacarse la espina por la prematura disolución del dúo. Si bien ya no eran tan jóvenes, y ambos se habían cortado sus características melenas, todavía se conservaban en forma y mantenían algo de la antigua química que habían exhibido en sus primeros trabajos.


El regreso de Modern Talking (1998-2003):

En 1998 aparecía a la venta Back for Good, un CD que incluía nuevas versiones de los éxitos clásicos del grupo más cuatro temas inéditos. A partir de ahí, la mayor parte del material era nuevo, aunque de vez en cuando algún álbum se completaba con algún remix o remezcla de canciones de la primera época. Sin embargo, no todo es igual. Aunque se mantiene algo del espíritu de los Modern Talking originales, los nuevos temas parecen más influidos por la etapa de Bohlen al frente de Blue System, un poco más abierta, variada y, hasta cierto punto, experimental.
Por desgracia, la historia tiende a repetirse, y los Modern Talking no fueron una excepción. Para 2003, la relación entre ambos miembros del dúo volvía a ser, cuanto menos, tirante. Bohlen era (y es) un personaje muy popular en su Alemania natal, que a esas alturas ya ganaba más dinero con los royalties (y en su faceta de productor y compositor) que como intérprete. En uno de sus libros, el músico hizo algunas insinuaciones (que no repetiremos aquí) sobre Anders, insinuaciones que más tarde tuvo que rectificar (y eliminar) por decisión judicial, lo que acentuó el malestar entre ambos y precipitó el final de esta segunda etapa del dúo. Anders retomó su carrera en solitario, alternando temas nuevos con otros de su época en Modern Talking, aunque en su país natal parece haber tenido menos éxito que su antiguo compañero de aventuras.


Bohlen, por su parte, inició una nueva etapa como jurado en la versión alemana de Got Talent, e incluso ha hecho sus pinitos como actor, llegando a componer varios nuevos temas para un biopic sobre su vida (Dieter: der film, 2006). Con un aspecto más que envidiable para sus 70 años, y luciendo un moreno digno de Georgie Dann (con el que llegó a colaborar en alguna ocasión), compagina sus actividades televisivas con sacar al mercado nuevas colecciones de sus grandes éxitos, ya sea con Modern Talking como con Blue System, e incluso ha regrabado alguno de sus viejos temas con su propia voz y nuevas mezclas, quizás en un esfuerzo por alejarse de la sombra del dúo o, más probablemente, por una cuestión de derechos. Más eficaz como hombre de negocios que como creador, músico de talento limitado pero con una ingente capacidad de producción, y con un carisma personal a prueba de bombas (en este sentido, habría que saber lo que opinan de él algunos de sus antiguos compañeros), Bohlen se ha convertido por méritos propios en uno de los nombres de referencia del panorama musical alemán de las últimas décadas y su creación, Modern Talking, en uno de los grupos que mejor sintetizan el lado más lúdico, bailable e intrascendente de una época de por sí tan variopinta como fueron los Ochenta. Que no es poco.

Discografía básica:

- 1985: The 1rst Album.
- 1985: Let’s talk about love.
- 1986: Ready for romance.
- 1987: In the middle of Nowhere.
- 1987: Romantic Warriors.
- 1987: In the garden of Venus.
- 1987: Walking on a rainbow.
- 1989: Twillight.
- 1998: Back for Good.
- 2010: Recopilación: 25 years of Disco-Pop.
- 2015: Recopilación: 30: The New Best of Album.
- 2017: Recopilación: Back for Gold.

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