John Wyndham, el profeta del apocalipsis (1)
Casi por sorpresa y sin previo aviso Minotauro ha editado dentro de su linea Clásicos Chocky, uno de los títulos más interesantes del escritor británico John Wyndham que inexplicablemente aun permanecía inédito en nuestro país. Una novedad especialmente interesante si tenemos en cuenta que, dejando aparte las regulares reediciones de El día de los trifidos (tal vez su obra más popular y valorada) hacia mucho tiempo que las editoriales patrias tenían olvidado a este gran escritor, considerado el Decano de la ciencia-ficción británica y el mejor representante de esa corriente del género tildada de "catastrofista" en la que también destacan otros nombres ilustres como los de J.G. Ballard o Brian W. Aldiss.
Wyndham nació en Gran Bretaña en 1903, el mismo año en que los hermanos Wright lograron su primer vuelo; y murió 66 años después, en 1969, coincidiendo con la llegada del hombre a la luna, lo que no dejan de ser un par de curiosas coincidencias para quienes crean en la predestinación. Durante su juventud probó suerte en distintas carreras y profesiones tales que comercio, derecho o incluso trabajar en una granja antes de dedicarse profesionalmente a su gran afición: escribir historias de anticipación. A partir de 1925 su nombre (bien como John Wyndham, bien bajo distintos pseudónimos) empieza a aparecer en las portadas de las revistas del género con títulos como The curse of the burdens (1927); The secret people (1935); Foul play suspected (1935) o Expedición a Marte (1935, y posteriormente revisado en 1953) (1). En general esta primera etapa se caracteriza por historias entretenidas que versan sobre los primeros pasos de la astronautica, la exploración del espacio o la colonización del sistema solar un poco en la linea de obras de R.A. Heinlein como Rocket Ship Galileo (1947) o Cadete del espacio (1948), pero dirigidas a un público más maduro que combinaba un cierto interés científico con una clara sed de aventuras más allá de los límites del espacio conocido.
La segunda guerra mundial con su catastrófico y desolador balance supondrá un significativo cambio de rumbo en la forma y el contenido de los argumentos de Wyndham que se vuelven más sombríos y oscuros, siendo El día de los Trifidos (1951) (2) el primer y más representativo título de esta tendencia que algunos han acuñado como ciencia-ficción catastrofista y que tuvo su reflejo al otro lado del océano en la obra de autores como Wilson Tucker (El clamor del silencio, 1952) o George R. Stewart (La tierra permanece, 1951). En El día de los Trifidos su autor narra la odisea de los pocos supervivientes de una catástrofe que ha dejado a la mayor parte de la humanidad ciega e indefensa ante el acoso de los trifidos, una deambulantes plantas carroñeras que se alimentan de materia orgánica en descomposición. Sin embargo , más allá de los aspectos apocalípticos de la trama, lo que destaca de la novela es como los protagonistas - normalmente, gente de clase media, educada y correcta - tiene que adaptarse a las nuevas circunstancias y cometer actos atroces, otrora impensables, con tal de sobrevivir. Este proceso de transformación del Hombre medio en el último superviviente aparece también reflejado en la obra de su más aventajado discípulo, John Christopher (La muerte de la hierba, 1956). No es exagerado afirmar que El día de los Trifidos marcó un antes y un después en el devenir de la ciencia-ficción británica (y universal) por sus escenas de inconmensurable terror unidas a lo descorazonador de su mensaje final: la facilidad con que puede derrumbarse la civilización, y lo rápido que aflora a la superficie lo peor que cada ser humano lleva escondido dentro de sí, lo que explica que sea una de las novelas del género más valoradas y reeditadas, e incluso haya conocido una secuela muy posterior, La noche de los Trifidos, del también británico Simon Clark en el año 2001 (3).
(Continuará)
Wyndham nació en Gran Bretaña en 1903, el mismo año en que los hermanos Wright lograron su primer vuelo; y murió 66 años después, en 1969, coincidiendo con la llegada del hombre a la luna, lo que no dejan de ser un par de curiosas coincidencias para quienes crean en la predestinación. Durante su juventud probó suerte en distintas carreras y profesiones tales que comercio, derecho o incluso trabajar en una granja antes de dedicarse profesionalmente a su gran afición: escribir historias de anticipación. A partir de 1925 su nombre (bien como John Wyndham, bien bajo distintos pseudónimos) empieza a aparecer en las portadas de las revistas del género con títulos como The curse of the burdens (1927); The secret people (1935); Foul play suspected (1935) o Expedición a Marte (1935, y posteriormente revisado en 1953) (1). En general esta primera etapa se caracteriza por historias entretenidas que versan sobre los primeros pasos de la astronautica, la exploración del espacio o la colonización del sistema solar un poco en la linea de obras de R.A. Heinlein como Rocket Ship Galileo (1947) o Cadete del espacio (1948), pero dirigidas a un público más maduro que combinaba un cierto interés científico con una clara sed de aventuras más allá de los límites del espacio conocido.
La segunda guerra mundial con su catastrófico y desolador balance supondrá un significativo cambio de rumbo en la forma y el contenido de los argumentos de Wyndham que se vuelven más sombríos y oscuros, siendo El día de los Trifidos (1951) (2) el primer y más representativo título de esta tendencia que algunos han acuñado como ciencia-ficción catastrofista y que tuvo su reflejo al otro lado del océano en la obra de autores como Wilson Tucker (El clamor del silencio, 1952) o George R. Stewart (La tierra permanece, 1951). En El día de los Trifidos su autor narra la odisea de los pocos supervivientes de una catástrofe que ha dejado a la mayor parte de la humanidad ciega e indefensa ante el acoso de los trifidos, una deambulantes plantas carroñeras que se alimentan de materia orgánica en descomposición. Sin embargo , más allá de los aspectos apocalípticos de la trama, lo que destaca de la novela es como los protagonistas - normalmente, gente de clase media, educada y correcta - tiene que adaptarse a las nuevas circunstancias y cometer actos atroces, otrora impensables, con tal de sobrevivir. Este proceso de transformación del Hombre medio en el último superviviente aparece también reflejado en la obra de su más aventajado discípulo, John Christopher (La muerte de la hierba, 1956). No es exagerado afirmar que El día de los Trifidos marcó un antes y un después en el devenir de la ciencia-ficción británica (y universal) por sus escenas de inconmensurable terror unidas a lo descorazonador de su mensaje final: la facilidad con que puede derrumbarse la civilización, y lo rápido que aflora a la superficie lo peor que cada ser humano lleva escondido dentro de sí, lo que explica que sea una de las novelas del género más valoradas y reeditadas, e incluso haya conocido una secuela muy posterior, La noche de los Trifidos, del también británico Simon Clark en el año 2001 (3).
(Continuará)
Comentarios
http://www.scyla.com/noticias/307/novedades_minotauro_enero_2010
Saludos, jose manuel.
Ya que eres tan fan del género, espero tu comentario a propósito del gran John Wyndham o nos demostrarás que, aunque disimules, sólo lees el zoco cuando va de jóvenes y atractivas actrices ;)
Creo que Chocky no es una novela inédita.
Al menos me aparece en 1979 bajo la editorial Felmar, colección "La fontana literaria", 73.
Saludos,
G M F
Muchas gracias por tu aportación que sinceramente descnonocía, aunque supongo que la edición de Minotauro será la más accesible para la mayoría de la gente. Recibe un certificado de colaborador de honor del zoco y espero verte por aquí de nuevo en el futuro :)
Muchas gracias, caballero.
Ha salvado Ud. su honor ;)
A ver que tal le parece Anderson.
Un abrazo y hasta pronto ;)