Los guionistas de la serie de comics de Star Wars de Marvel
Durante las últimas semanas he dedicado varios artículos de este blog a reflexionar sobre algunos de los escritores de ciencia-ficción que han contribuido a cimentar el Universo Expandido de George Lucas. Hoy me gustaría poner el punto de mira sobre un objetivo mucho más discreto y menos estudiado, como es el caso de los diversos guionistas que contribuyeron a la larga serie de comics de La guerra de las galaxias publicada en su momento por la editorial Marvel.
Como ya es sabido, dicha editorial fue la responsable de publicar la adaptación en viñetas de la película de forma casi simultanea al estreno de la misma y, tras el éxito del filme, se decidió continuar la serie de forma abierta e initerrumpida. El honor de inaugurar la colección recayó en el mítico guionista Roy Thomas que durante los años setenta escribió algunas de las series y personajes más importantes de la casa. En colaboración con el dibujante Howard Chaykin adaptó en seis entregas la primera película de la saga, adaptación que contó con el aliciente de trabajar a partir del guión original y recoge, por lo tanto, escenas luego no vistas en pantalla en su momento como el encuentro previo entre Biggs y Luke en Anchorgead o la escena del hangar entre Han y Jabba.
A partir del número siete Thomas pasó a escribir nuevas historias originales ya en colaboración con otros dibujantes. No sabiendo por donde iba a tirar Lucas más adelante, es guionista se salió por la tangente centrándose en las aventuras en solitario de Han Solo en un indisimulado remake de Los siete samurais de Akira Kurosawa, una historia camp y delirante que todavía hoy se lee con cierto rubor. Sin embargo, el escritor de Conan el Bárbaro y La espada salvaje de Conan no se sentía muy inspirado con esta serie y tras apenas un puñado de episodios más la abandonó. Su substituto, a partir del número 11, fue todo un clásico de la historia de los comics como era el gran guionista y editor norteamericano Archie Goodwin, que permaneció al frente de la serie de forma continuada hasta el número 50 USA, mientras que el apartado gráfico corrió a cargo de artistas de renombre como Carmine Infantino o Al Williamson. Goodwin embarcó a los protagonistas en diversas sagas con sabor a la más rancia space opera que le permitian profundizar en la personalidad de los personajes al tiempo que añadía secundarios y villanos tan atractivos como el cazarrecompensas Valance o el barón Tagge. Destacar que el nuevo Universo Expandido de Dark Horse ha recogido algunos elementos dispersos de esta etapa, como es el caso del gigantesco casino espacial de la Rueda, o la figura del senador Simon Greyshade, entre otros.
Tras el número 50 Goodwin y Williamson abandonaron la serie (al menos de forma continuada), aunque regresaron esporádicamente para trabajos puntuales como la adaptación al comic del episodio VI y algún fill-in de relleno. Sin embargo, no se alejaron del universo de George Lucas del todo, ya que entre 1981-83 se encargaron de las tiras de prensa de La guerra de las galaxias, donde desarrollaron una extensa trama que rellenaba el hueco entre los episodios IV y V.
Tras la marcha de Goodwin y Williamson el nuevo equipo que recogió el testigo de la serie estaba compuesto por David Michelinie al guión y Walter Simonson a los lápices, con su enérgico trazo disimulado bajo el entintado de Tom Palmer. Michelinie es otro de esos nombres míticos de la Marvel de los años setenta y ochenta, un autor acostumbrado a desarrollar en las series donde trabajaba extensos arcos argumentales en los cuales redefinía a los personajes protagonistas y su entorno, tal y como hizo durante su exitosa etapa al frente de Ironman o, años después, con Spider-Man. Conviene destacar también que las labores de Simonson no se limitaron al apartado gráfico, sino que en muchos episodios ejerció de co-argumentista, en un preludio de lo que sería su célebre etapa en Thor.
¿Que aportaron ambos autores a la serie? Por un lado, un mayor dinamismo y espectacularidad visual; y por otro, un tono más lúdico y jocoso, lleno de detalles humorísticos que en ocasiones rozaban la autoparodia, aunque sin perder de vista el espíritu épico y aventurero de la saga. Para el recuerdo quedan algunos episodios memorables como los números 50-51 o los 68-69, donde Leia y el resto de los habituales viajan al planeta Mandalore en persecución del cazarrecompensas Dengar y se encuentran allí con Fenn Shisa, el último de los Supercomandos Mandalorianos y antiguo compañero de Boba Fett, un personaje este - Shisa - que tras los últimos eventos de los episodios II y III ha quedado en el limbo de lo no-canónico, pero de un innegable atractivo y carisma, al igual que Shira Brie, también conocida como la Jedi Oscura Lumiya, otro secundario habitual que retomarian sus sucesores tras la marcha del guionista.
Michelinie abandona la serie con el número 69 para ser substituido inmediatamente por Mary Jo Duffy, que salvo por algunos fill-in efectuados por otros autores permaneció al frente de la colección hasta su último número, el 107, publicado en 1986. Duffy es especialmente reconocida entre los aficionados por su asimismo extensa e interesante etapa al frente de la cabecera Powerman & Ironfist, Héroes de Alquiler. Respecto a su contribución a la saga galáctica que nos ocupa, la escritora empezó su andadura siguiendo de cerca los pasos de su predecesor, aunque no tardó en llevar la serie a su terreno, ahondando en los elementos humorísticos y en la psicología de algunos de personajes principales, sobre todo los femeninos. Duffy añadió algunos secundarios interesantes como Kiro, el joven anfibio que acompaña a los protagonistas en sus aventuras y recuerda al Skywalker original del Episodio IV; también trajo de vuelta (brevemente) al cazarrecompensas Boba Fett; y añadió nuevas razas al incipiente universo de Lucas, como es el caso de los Zeltrones, o los violentos invasores Nagai (antecesores inmediatos de los Yuuzan Vong).
Hasta ahora nos hemos centrado en los guionistas habituales de la serie, aquellos que permanecieron en ella al menos durante un año o más y tuvieron tiempo de dejar su huella en la misma, sin embargo por el camino hubo otros varios escritores puntuales que también pusieron su granito de arena como es caso de Don F. Glut, Wally Lombego, Larry Hama, Mike W. Barr, Michael Fleisher, Linda Grant, Roy Richardson o Randy Stradley. Sin embargo, uno de los "secundarios" más habituales de la serie fue el hoy famoso Chris Claremont, que escribió los guiones para varios números sueltos (como el 17, 53 y 54, amén del primer Anual de la serie).
Si tuvieramos que terminar haciendo una valoración general del trabajo de estos profesionales se podría afirmar que en general hicieron una tarea digna. Aunque para mucha gente los comics de Star Wars de Marvel se resumen en chistes malos y alienígenas de colorines pintados al estilo Infantino, estos pioneros del primigenio Universo Expandido se esforzaron por ofrecernos un puñado de buenas historias pese a todas las dificultades a las que tenian que enfrentarse: la ausencia de guías o manuales técnicos, el desconocimiento acerca de por donde iba a tirar Lucas con cada nueva película, los rigores de una serie mensual. etc. Pese a todo ello, insisto, han dejado tras de sí aventuras memorables, algunas de las cuales si han dejado huella en la ferrea continuidad del Universo de Lucas. Son historias de otra época, más inocente y colorida, pero que todavía hoy se dejan leer con agrado y esa reconfortante sensación que da la nostalgía. Al fin y al cabo, estos comics están más cerca de la fuente original que muchos de los que se hacen hoy en día y recogen ideas y situaciones que nunca, o apenas, han vuelto a tratarse, como la juventud de Luke Skywalker en Tatooine, su primer regreso a su planeta natal tras la destrucción de la Estrella de la Muerte, aventuras olvidadas del pasado de Han Solo antes de los eventos del Episodio IV o que pasó con la Alianza Rebelde tras El retorno del Jedi. Por todo ello, el trabajo de Thomas, Goodwin, Michelinie y Jo Duffy (además del resto de los guionistas ya mencionados) merece la segunda oportunidad que Dark Horse y Planeta les han dado al recuperar estas historias en una lujosa serie de siete volúmenes en tapa dura y recoloreados especialmente para la ocasión. Si aun no los han leido denles una oportunidad y no quedarán defraudados, de verdad. Un saludo y hasta pronto (si, hasta pronto, no es broma).
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