Spider-Man 3 vs. 300
Recién acabo de ver la novedosa Spider-Man 3 y tan sólo puedo constatar que mi desencanto al verla es inversamente proporcional a lo que disfruté con la película de 300. Como no soy crítico de cine, no se explicar exactamente que es lo que falla en esta megaloproducción mixta entre Marvel y Hollywood. Al fin y al cabo, está realizada por el mismo equipo que hizo las dos primeras entregas; se nota que hay pasta; los efectos especiales son bastante dignos y los actores interpretan de forma convincente sus respectivos papeles. ¿Qué es lo que le falta, pues?
Arriesgándome a la polémica, creo que lo que le falla es precisamente la historia, y dado que en esta ocasión el guión viene firmado a medias por Sam Reimi y su hermano Ivan creo que se le pueden pedir responsabilidades al director por este terrible pinchazo con la que había de ser el broche de oro de la saga. Zapatero, a tus zapatos. Pese a su excesivo metraje este Spider-Man 3 resulta precipitada y deslavazada. Creo que hay demasiados villanos, el Hombre de Arena está metido poco menos que con calzador y lo que se ha hecho con Veneno no tiene perdón de Dios. Se supone que el simbionte te domina y excita tu lado más salvaje, primitivo y violento, pero cuando está poseído por Veneno Spider-Man / Peter Parker se limita a dejarse flequillo, decirle piropos a las chatis como un Torrente cualquiera, vestir de una manera que haría avergonzarse al mismísimo Tony Manero y ensayar pasos de música funky por todas partes. Terrible, oigan. Por otro lado, la película hace demasiadas concesiones al melodrama cuando no abiertamente a un sentimentalismo ingenuo e infantil más digno de un culebrón venezolano que de una película de este calibre. Lastima de punto y final para una trilogía que podía haber sido espléndida.
Nada que ver con el apabullante espectáculo épico que Zack Snyder realiza en 300 a partir del comic homónimo de Frank Miller. Pese a las acusaciones (ciertas) de que es un filme históricamente tramposo, le da mil vueltas al tercer Spider-Man de Reimi en cuanto a ritmo y acción. Por otro lado, conviene recordar que el objetivo de Snyder no era dar una lección de historia, sino adaptar a la gran pantalla el comic de Frank Miller, cosa que hace con una fidelidad tal que escenas y viñetas están reconstruidas con una precisión casi milimétrica. Como nunca me canso de repetirles a mis alumnos, el cine y el comic son una cosa y los manuales de historia otra. Quien quiera rigor histórico que se lea a Marc Bloch y Lucien Febvre, pero que no vaya al cine. 300 no es más falsa ni auténtica que Gladiator o, ya puestos, Ben-Hur o Los últimos días de Pompeya. Lo más preocupante de la película, si acaso, más que la veracidad histórica, es ese tufillo fascista que alienta detrás de la exaltación del modo de vida y muerte de los espartanos vistos a través del prisma de Miller, pero que hay que entender más como un recurso argumental y narrativo que emplea el autor para contar su historia que como una auténtica declaración de intenciones. 300 se disfruta viéndola, no analizándola ni buscando significados ocultos, algo que no ocurre, por desgracia, con Spider-Man 3.
Lo malo es que esta no es la única mala película de súper héroes que hemos visto últimamente; aun está reciente el bodrio de El Motorista Fantasma y no mucho más allá la infumable Elektra. Da la impresión de que tras unos años de éxitos, en Marvel se hayan creído que para hacer una buena película basta con que aparezcan en la pantalla su logo y un tío con capa y / o mallas. Pues no. O las próximas merecen la pena, o la gente acabará decidiendo que hay cosas mejores en las que invertir su tiempo y su dinero (que el cine está muy caro, oigan, pero eso sería ya materia para otro artículo).
Comentarios
¡Ah! Del otro engendro (SP-3) mejor ni hablar.
Saludinos.