Las Vegas

Tengo que confesarles un secreto vergonzoso: me encantaría ir de luna de miel a Las Vegas y, ya puestos, dejar que me casara un sacerdote disfrazado de Elvis al ritmo de Heartbreak Hotel antes de ir a dejarme la fortuna que no tengo en las mesas de juego del Montecito. Ya sé que todos mis viejos compañeros de facultad y parroquia se echarán las manos a la cabeza exclamando que Las Vegas es la moderna Babilonia, la hermana gemela de Sodoma y Gomorra, un paraíso de la prostitución y el crimen organizado, y el mejor exponente del capitalismo norteamericano sin límites. Pero que quieren, pasado por el filtro mágico de la pequeña o gran pantalla todo se ve de otra manera y hasta los lugares más sórdidos cobran un encanto especial. Será por la luces de neón y las chicas guapas.
La historia de Las Vegas, Nevada, no deja de ser tan pintoresca como la ciudad misma. Fue bautizada por el explorador español Antonio Armijo, quien llegó ahí mientras seguía el viejo camino español desde Texas, pero no sería hasta el 15 de mayo de 1905 cuando se funda oficialmente la ciudad con dicho nombre. Aquella primitiva Las Vegas era poco más que un poblacho de paso en medio del desierto, pero con la llegada legal del juego en 1931 la urbe inició su fama mundial. En 1941 se empezaron a construir grandes hoteles que incluían casinos de juego. Muchos de los primeros inversores de la city fueron acusados de haber traído a Las Vegas dinero procedente de los sindicatos del crimen de la costa este. De hecho, el primer casino digno de tal nombre de la ciudad fue construido bajo la supervisión del gangster Benjamín “Bugsy” Siegel, interpretado por Warren Beatty en Bugsy (1991).
Hasta casi bien entrada la década de los ochenta la trayectoria de Las Vegas permaneció ligada al juego, la corrupción, el blanqueo de dinero y el crimen organizado, tal y como refleja de forma magistral Martín Scorsese en Casino (1995). Sin embargo, la televisión y el cine intentaban transmitir una imagen mucho más atractiva y glamorosa de la urbe a través de películas como Viva las Vegas (1964) en la que un joven Elvis intentaba conquistar la ciudad a ritmo de rock & roll; u Ocean’s Eleven (1960), donde Frankie, Dean, Sammy y el resto del Rat Pack al completo planeaban un espectacular atraco perfecto a varios casinos de Las Vegas en una divertida comedia que años más tarde versionaría en clave de homenaje el director Steven Soderbergh con la complicidad de su actor fetiche habitual, el guaperas George Clooney.
A partir de 1989 la ciudad intentó tomar un nuevo rumbo diversificando su economía y fomentando el turismo, aunque el juego continuó siendo uno de sus principales atractivos, sino el que más. Así puestos, El celuloide no fue el único género en dejarse cautivar por este oasis en medio del desierto: en 1992 el escritor Tim Powers le dedicó una de sus mejores novelas, La última partida (Last Call, 1992; premios Locus y Mundial de Fantasía 1993) en la que el autor deja de lado sus temas favoritos, el Steam Punk y el viejo continente de los siglos XVIII a XIX, para transportarnos en esta ocasión a Las Vegas del siglo XX, en una historia que mezcla sus tics habituales con el género de gángsteres, los casinos y las luces de neón de la ciudad, a la vez que recupera los mitos del Rey pescador y el ciclo Artúrico que ya había tratado en Esencia oscura. Pero su Las Vegas no es la misma que vemos en cada capítulo de CSI, sino un lugar de magia arcana en el que las partidas de cartas simbolizan ritos ocultos que confieren su poder al todopoderoso Rey del Juego. En el fondo, Powers intenta conferirle a la ciudad ese mismo encanto kistch del Londres victoriano pasado por el pincel del Steam Punk.
Ese mismo año se estrena la película Luna de miel en Las Vegas, en la que unos jóvenes Nicolas Cage y Sarah Jessica Parker viajan a la ciudad del pecado y sus caminos se cruzan con los del gangster interpretado por James Caan en un papel que no deja de ser una premonición de su futura carrera como presidente del Montecito. Cage por su parte repetiría su visita a la urbe en Leaving Las Vegas (1995) de Mike Figgis, mientras que pocos años más tarde sería Johnny Depp el que se dejaría atrapar por sus encantos en Miedo y asco en Las Vegas (1998) de Terry Gilliam.
La serie CSI Las Vegas (2000) viene a interrumpir esta línea de películas o novelas protagonizadas por gángsteres o perdedores y pone en su lugar a los agentes de la ley del cuerpo criminalístico para demostrarnos que incluso en la moderna Babilonia ningún crimen queda sin castigo y ningún delincuente, por listo que se crea, escapa del largo brazo de la ley. Completamente opuesta, Las Vegas (creada en 2003 por Gary Scott Thompson, el guionista de la saga A todo gas) nos sumerge en los entresijos de la vida diaria del equipo director de uno de los casinos más populares de Las Vegas, el Montecito, en una serie de historias intrascendentes que se caracterizan por un coctel de lujo, derroche, coches potentes y chicos y chicas guapas. A mayor abundamiento, la serie se ha convertido en cañada de paso para viejas estrellas en declive que se dejan caer por ahí para visitar a su colega James Caan, como es el caso de Alec Baldwin, George Hamilton o Silvester Stallone.
Así que qué quieren, visto lo visto yo también quiero viajar a Las Vegas, alojarme en el Montecito, gastarme un montón de dinero en las mesas del casino flanqueado por dos rubias clones de Paris Hilton mientras una anfitriona sexy me consigue entradas para un concierto de Tom Jones y hacer carreras por sus interminables avenidas al volante de un Ferrari. Que caray.

Comentarios

Jorge Iván Argiz ha dicho que…
Uy, uy, uy... que confesiones tan peligrosas nos ha heho camarada, sabremos sacarle partido, juas, juas, juas.

Más en serio: ¿porqué no un pequeño apunte de SAMUEL R. DELANY?
Alejandro Caveda ha dicho que…
Porque no, efectivamente. Tengo más o menos pergeñadas las próximas dos o tres entradas, pero a continuación hablaremos algo sobre Delany, salu2
Abraham ha dicho que…
Viva Las Vegas Alejandro, como siempre muy acertado en tus apreciaciones
Alejandro Caveda ha dicho que…
Gracias camarada, a ver si este año podemos celebrar el ascenso en Las Vegas o donde sea :o)
Anónimo ha dicho que…
qvlgjMencionando peliculas sobre Las Vegas, te has olvidado la magnifica peli "El gafe" de Willian H. Macy, que le valió a Alec Baldwin el oscar al mejor actor de reparto (o al menos la nominacion) y vemos a Maria Bello como vino al mundo (un buen paisaje). Si no la has visto, te la recomiendo fervorosamente.
Alejandro Caveda ha dicho que…
Gracias por la puntualización, seguro que me he dejado por el camino un montón de buenas películas ya que por espacio intenté seleccionar las más significativas, pero soy un fan de Macy, así que veré de ponerle remedio. Salu2
Anónimo ha dicho que…
Eso sí que es tener clase y categoria. Que San Elvis Presley y San Bruce Lee hagan realidad tu deseo de casarte en esa tierra de promisión que es Las Vegas. Saludos, jose manuel.
Alejandro Caveda ha dicho que…
Amén, camarada :o)
Diego ha dicho que…
Alejandro

Una de las cosas que más rabia nos dio en un viaje a los USA fue que se estropease el coche que habíamos alquilado y no tuviésemos tiempo de ir a Las Vegas. Una espinita que se me quedó clavada, la verdad. Y totalmente de acuerdo en casi todo... menos en lo de Elvis, que si no aguanto al original, imagínate a los imitadores....

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