Recordando a Emmanuelle

Hace poco he tenido ocasión de releer la novela original sobre Emmanuelle, recientemente reeditada por Tusquets dentro de su longeva colección La sonrisa Vertical y, si bien es cierto que algunos aspectos de la historia acusan el inevitable paso del tiempo, hay que reconocer que en general esta ha envejecido bastante bien y que todavía conserva buena parte de ese encanto que sedujo a toda una generación de lectores, entre los cuales me reconozco modestamente incluido, aunque yo la conocí a través del cine, y a mayor abundamiento, muchos años después de su estreno mundial. Pero al igual que ocurre con otras heroinas clásicas, como Barbarella o Valentina, Emmanuelle es atemporal y luce igual de bien sobre el papel que en el celuloide gracias al espectacular físico y la inspirada interpretación de la recientemente fallecida Sylvia Kristel, la cual le prestó su imagen en varios largometrajes y telefilmes que terminaron de convertirla en uno de los iconos sexuales por excelencia del siglo XX y lo que va del XXI.
Emmanuelle apareció en las librerías en 1959, al principio de forma anónima, y más tarde bajo el seudónimo de Emmanuelle Arsan tras el cual (dicen) se escondía Marayat Rollet-Andriane, una escritora francesa de origen eusoasiático casada con el diplomático Louis-Jacques Rollet-Andriane, al que algunas fuentes le reconocen también parte de la autoría del personaje. Por motivos que no vienen al caso, la novela original se dividió en dos volúmenes: Emmanuelle 1: La lección del hombre, y Emmanuelle 2: La Antivirgen, lo que ha llevado a algunos a pensar en un primer libro y su secuela, cuando en realidad, como ya apuntábamos, se trata de la misma obra. A través de ambos libros se nos cuenta la iniciación sexual de Emmanuelle, una joven de 19 años, esposa de un hombre de negocios francés llamado Jean y afincado en Tailandia, adonde viaja la protagonista para reunirse con él, dando pie a la mítica escena del encuentro sexual a bordo de un avión de pasajeros con la que empieza la historia. Guiada por una serie de mentores, Emmanuelle ira probando todas las posibilidades que el sexo le ofrece en una fascinante búsqueda de su realización personal a través del placer, en la que todo tiene cabida, desde el amor lésbico a los trios pasando por el exhibicionismo o la sumisión, aunque sin derivar hacia los terrenos del más estricto BDSM, como si hace la protagonista de Historia de O (1954), de la también francesa Pauline Réage.

El éxito de la novela propició que las aventuras de Emmanuelle se trasladasen a la gran pantalla. Ya en 1969 se rueda la película italiana Io, Emmanuelle, con resultados más bien discretos. Habrá que esperar al éstreno de la versión posterior de 1974, protagonizada por Sylvia Kristel, para que el personaje se convierta en un fenómeno de masas, escapando así al estrecho margen de la literatura erótica. La película, por su parte, adapta con bastante fidelidad el primero de los dos libros, desde la llegada de Emmanuelle a Tailandia hasta el sui generis menage a trois con Mario, aunque presenta varias diferencias con respecto a su versión escrita. En general, la mayoría de los actores tienen más edad que el personaje que representan, como la condesa Ariane, Mario (cuya bisexualidad se insinua asimismo de forma más implícita que explícita) o la propia Emmanuelle. Su marido, Jean, que en la novela es poco más que un fantasma el cual apenas se preocupa por las continuas ausencias de su esposa, adquiere aquí mayor relieve e incluso a ratos parece sentirse atormentado por los celos. Aunque quizás los mayores cambios sean los que experimenta la figura de Bee, la primera persona de su propio sexo por la que se siente realmente atraida la protagonista. Mientras que en la novela no se especifica a que se dedica y es Emmanuelle la que toma la iniciativa a la hora de seducirla, invitándola a su casa, en la película nos encontramos con que Bee es arqueóloga y en un principio, rehuye de forma cortés pero firme las atenciones de su compañera. Un cambio que no parece tener más justificación que la de darle un poco más de profundidad al personaje además de buscar un entorno más exótico para el primer encuentro sexual entre ambas mujeres. Por lo demás, como deciamos, la película sigue bastante de cerca a su original literario. Destacar además su cuidada factura y elevado nivel de calidad, sorprendente en un filme de estas características, de alto contenido erótico y, por lo tanto, destinado a un mercado muy minoritario, pese a lo cual Emmanuelle fue un gran éxito, dando pie a una saga que se perpetuó a lo largo de los años con Sylvia Kristel como principal (aunque no única) protagonista. Para el recuerdo quedan escenas e imágenes icónicas, como la del encuentro sexual en el avión o la de protagonista sentada en una silla de mimbre colgante de su jardín, además de la banda sonora original (compuesta por Pierre Bachelet y cuyo tema principal estaba interpretado por el cantoautor francés Herve Roy).


Tal y como decíamos al principio Emmanuelle ha envejecido sorprendentemente bien para una novela escrita en 1959, teniendo en cuenta que algunas de sus más ilustres sucesoras, como Elizabeth McNeill (Nueve semanas y media), E. L. James (Trilogía de Sombras de Grey) o Lena Valenti (Amos y Mazmorras), entre otras, han subido el listón con historias en teoría mucho más fuertes y subidas de tono, pese a lo cual (insisto) la que ahora nos ocupa se las arregla para mantener el tipo. Y es que su autora no escatima escenas a cual más sugerente, muchas de las cuales hoy día podrían ser consideradas políticamente incorrectas, como la tensión sexual que existe entre la protagonista y esa Lolita precoz llamada Marie-Anne. Y sin embargo, hay algo ingenuo y casi romántico en ese empeño de Emmanuelle por alcanzar la realización personal (y, porque no, la felicidad) a través del sexo y el amor libre, un empeño que entronca con ideas posteriores como el movimiento hippie, el mayo del 68 francés o incluso el pensamiento feminista. En cualquier caso, más allá de modas y tendencias fugaces, Emmanuelle conserva - hoy como ayer - todo ese atractivo y capacidad de seducción que la han convertido (con toda justicia) en uno de los mitos eróticos de las últimas décadas, y que ahora podemos recordar (o redescubrir) gracias a esta nueva edición de bolsillo de Tusquets.

Comentarios

enmanuell L ha dicho que…
Un articulo digno de leer,felicidades Enmanuell.
Alejandro Caveda ha dicho que…
Me alegro que te haya gustado, es todo un cumplido además viniendo de una escritora con tanto talento como tú. Un saludo cordial y nos seguimos leyendo :)

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