El Punto de Vista del Observador 2

En mi anterior entrada me dejé llevar por la nostalgia recordando los encantos de ser un fiel lector de comics en el Gijón setentero y principios de los ochenta. Como todo buen españolito que se precie, servidor empezó en esto de los tebeos leyendo a Ibáñez, Escobar, Vázquez y compañía; pero un buen día que estaba enfermo (anginas, creo recordar) mi progenitora me sorprendió, en vez de con el Mortadelo semanal, trayéndome un comic de Vértice, en concreto aquel Spiderman del volumen 3 que incluía la saga de Kazar, Kraven y la Tierra Salvaje. Como se suele decir, el resto es historia. Tan conmovedor detalle tuvo la fatal consecuencia de condicionar mi posterior adolescencia y madurez al hacerme un adicto al formato ilustrado y seriado bidimensional.
En cierto modo mi afición a la CF es también consecuencia de la pasión por los comics; de joven uno era pobre (como ahora, pero un poco más) y para tener más variedad de lectura gratuita solía prestar o intercambiar los comics ya leídos con otros amigos y/o compañeros de clase. Un día uno de ellos me preguntó si no me importaría recibir a cambio un libro de Asimov (la Selección 3, me parece; pero puedo equivocarme). Picado por la curiosidad dije que si, y añadí un nuevo vicio a una colección de ellos que ya empezaba a ser demasiado larga aunque también, todo hay que decirlo, moralmente muy inocua.
Por aquel entonces era una buena época para iniciarse en la CF. A finales de los setenta en España vivíamos un auténtico boom del género que se traducía en numerosas colecciones, revistas y fanzines de todo tipo. En las librerías podías encontrar títulos de Nova 1ª Época; Súper Ficción de Martínez Roca; Nebulae 2ª Época; Edaf CF, Pomaire o Caralt, entre otras editoriales, amén de que en el rastro o librerías de viejo era relativamente fácil y barato conseguir ejemplares de la antigua Nebulae, Galaxia, Cenit o Infinitum (la de Ferma), por poner varios ejemplos.
En aquellos tiempos no había Internet ni portales tan jugosos como Cyberdark o el Sitio de Ciencia Ficción, pero había algo mejor: Nueva Dimensión, que cuando salía (y logró hacerlo durante casi 150 números, pese a los lloros y gimoteos de sus editores) daba cumplida información al lector aficionado a través de sus míticas páginas verdes de todo lo que se cocía en el panorama editorial patrio. Quien tenga esos 149 ejemplares tiene la mejor y más completa Enciclopedia que de y sobre CF se haya publicado en nuestro país.
Por desgracia, pese a los esfuerzos dignificadores de gente como el Dr. Masriera, Vigil, Santos y Martínez, o Frabetti entre otros, eso de ser ciencia-ficcionero en estos años siempre era una cosa no muy bien vista y sospechosa. Para el españolito medio el lector habitual de CF era un bicho raro, algo rojillo, tirando a trotkista, con ínfulas de intelectual, seudoprogre y carne de porrazos de la político social. Por eso las secciones de Ciencia Ficción de librerías como Paradiso o la inolvidable Musidora parecían algo así como la sección de cine porno de un video club; uno se acercaba con mucha precaución, disimulando, mirando los libros de reojo. Si se aproximaba alguien, esperabas a ver que ejemplar manipulaba antes de entablar una tímida conversación acerca de las pestes o bondades del escritor en cuestión (aun recuerdo las pasiones, en ambos sentidos del término, que despertaban Heinlein y su Tropas del Espacio). Eso sí, el inconveniente de vivir en provincias era que muchas cosas no llegaban hasta nuestros estantes, y de lo que llegaba se agotaba enseguida; Así que si no andabas listo tenias que recurrir a la venta por correo, o al típico amiguete viajero o que vivía fuera.
Nada que ver con los tiempos modernos en que cualquier librería que se precie tiene una sección de literatura fantástica, aunque el / la librero/-a no tenga ni puta idea de lo que tiene o vende, lo cual también suele ser muy habitual. Además, gracias a Internet es casi imposible no estar al día de las novedades que puedes adquirir en persona, a través de la página web de librerías como Miraguano, o sitios como Amazon o la tienda de Cyberdark.net.
Si a estas alturas pensaban que no podía haber nada peor que ser comiquero y aficionado a la CF en aquellos añejos tiempos, añadan a la ecuación fanzinero en ciernes y jugador de rol y échense a temblar. Y no, no vivo en el garaje de mis padres... que más quisiera, no tendría que estar pagándole 500 € al mes al banco durante los próximos tropecientos años. Más nostalgia la semana que viene, en el tercer punto de vista del observador. Hasta entonces, larga y próspera vida, capitán... digo, fieles lectores.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola Alejandro, otra vez has vuelto a escribir un gran artículo. Una de las mejores colecciones que de ciencia ficción fue la que sacó orbis a principios de los 80. Al distribuirse directamente a los quioscos, permitió que muchos aficionados pudieramos comprar a muy buen precio algunos de los mejores títulos de ciencia ficción de la historia.
En cuanto a nueva dimension, habria que hacerle un homenaje a esa revista que permitio que muchos aficionados nos documentasemos y que descubriesemos a grandes autores que de otra forma permanecerían siendo unos perfeectos desconocidos para nosotros.
De nuevo me reitero en las felicitaciones, Alejandro cada vez tus comentarios son mejores (una perfecta combinación de información y valoración). Saludos, jose manuel.
Jorge Iván Argiz ha dicho que…
Si, suscribo lo dicho por jose manuel. Es un texto muy bueno.
Anónimo ha dicho que…
Uy, que me he equivocado, yo pensaba que este el blg de Alejandro, pero esta entrada parece un episodio de "CUENTAME".
Ye me imagino a Imanol Arias en el papel de Alejandro llendo a comprar libros de friki y al malvado librero, Pepe Sancho?, mirandole mal.... en fin es lo que tiene tener tantos años, que acabamos contando batallitas!
G.
Alejandro Caveda ha dicho que…
Y eso que no me he puesto a rajar de Boixcar, ni el Hazañas Bélicas, ni de los cromos de Star Wars, los pastelillos de Cropán, los madelman, Mortadelo y cia, el Jabato, el Inspector Dan, los huevos Kinder, el cubo de Rubik, Mazinger Z, el Comando G, Heidi y Marco, Tintín, Diego Valor, la leche condensada La Lechera, los soldaditos de plástico que venian en sobre de a 5, las miniaturas de Roco, el Tente, el Scaletri, el Ibertrén, el cine Exín, los Dumbo y los Don Mikis, la serie de Tocón, las selecciones del Reader's & Digest, las sesiones de cine en el Hernán Cortes o los pasteles de la confiteria Montreal...
BUAAAAAAAAH
Soy un vejestorio...

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