Un repaso al 2024 (y a lo que está por venir en 2025)
Hace poco, en una de estas habituales reuniones navideñas, un amigo de los de toda la vida me comentaba que le parecía que tenía el blog algo abandonado. No es exactamente así, aunque entiendo su opinión. Cualquiera que se dedique a la docencia sabrá que a lo largo de estos últimos 25 años han cambiado muchas cosas, y una de ellas es la cantidad de papeleo y burocracia que tiene que generar un docente. Lo cual, unido a los compromisos familiares y a preparar las oposiciones, cuando tocan (un año de cada dos; la próxima cita, este verano) implica que uno cada vez tiene menos tiempo libre y, cuando lo tiene, prefiere dedicarlo a otras cosas que no le recuerden tanto al trabajo.
Así y todo, como ya anunciaba más o menos hace un año por estas fechas, el Zoco sigue en pie. Para mí, es como de la familia. Como un pariente más al que hay que visitar de vez en cuando, y preocuparte porque está bien y tiene todo lo que necesita. Si acaso, he sacrificado la frecuencia por (espero) la calidad. Es decir, asumiendo que ya no puedo actualizar todas las semanas, intento hacerlo por lo menos una vez al mes, ofreciendo a cambio artículos más extensos y (de nuevo, espero) más exhaustivos y detallados, aunque sin llegar al nivel de perfección de otros colegas como Germán Menéndez o Norman Fernández, por poner un par de ejemplos.
Así, empezamos el 2024 con un artículo dedicado a las diferentes ediciones en castellano de la novelización de La guerra de las galaxias (la película original de 1977), un poco en la línea de los que ya dediqué en su momento a El rey de amarillo de Robert W. Chambers, o a la obra de Clark Ashton Smith. A continuación, encadenamos dos artículos de contenido más musical: una retrospectiva sobre Los Secretos, tomando como referencia el concierto que dieron este mismo año en el teatro de La Laboral de Gijón, y otro sobre la historia y los orígenes de los Modern Talking, uno de los dúos más populares y exitosos del Eurodance y la música Disco de los Ochenta.
Ya con los primeros albores del verano retomamos el universo galáctico de George Lucas con “Señores oscuros del Sith”, un estudio sobre la misteriosa orden rival de los caballeros Jedi, sus orígenes y su evolución a lo largo de la historia y las diversas revisiones de continuidad que ha experimentado la saga. Y tras Star Wars, volvimos la vista al cine de super héroes para reivindicar el Superman de Richard Donner (incluida su versión inédita de Superman II) y su influencia en las versiones posteriores del personaje.
El terror se convirtió en el protagonista del Zoco durante el último trimestre del año, con sendos artículos dedicados a un clásico de la categoría de Jóvenes Ocultos (1987) y a la saga Terrifier, de Damián Leone, y en especial a su protagonista Art the Clown, una de las más recientes – e interesantes – incorporaciones al Panteón de iconos del cine de Horror contemporáneo. Y para cerrar este heterogéneo 2024, hemos vuelto a las raíces del blog con un artículo dedicado a los grandes clásicos del Señor de la Noche, tomando como referencia La sombra de Batman, el crowfunding con el que ECC recupera una de las épocas más interesantes del Hombre Murciélago, como es la que va desde 1977 hasta los momentos previos a la irrupción de Frank Miller y su Año I.
Como pueden ver, el Zoco sigue al día y activo, aunque, como decía más arriba, puedo entender percepciones como la de este colega, porque lo que si es cierto es que el Zoco ya no tiene tanta repercusión como antes. En parte, porque el concepto mismo de blog está demodé, y en parte porque ya no puedes contar con las redes sociales como elemento de apoyo y difusión de tu trabajo en la red. Por ejemplo, mi presencia en Facebook es casi testimonial y si Meta sigue adelante con sus planes de introducir perfiles falsos gestionados por inteligencias artificiales para “optimizar” la interacción entre usuarios, es fácil que me pierdan definitivamente como tal. Youtube, Instagram y Tik Tok juegan en otra liga, y Twitter (perdón, X) ha limitado muchísimo la visibilidad y las interacciones de los usuarios básicos (o sea, no Premium) lo cual limita a su vez la visibilidad de tus enlaces compartidos. Al final, te acabas resignando y aceptando que escribes para ti mismo y para un grupo muy reducido de personas las cuales, en su inmensa mayoría, son ya lectores veteranos del blog y te siguen más por costumbre (o por educación) que por un interés real en lo que tengas de decir a estas alturas.
Curiosamente, hace poco he releído Feed (2005) de Mira Grant, una novela de 2005, primera entrega de la trilogía de la nueva Carne y la única publicada en castellano, si mal no me equivoco. Escrita al abrigo de la moda zombi provocada por obras como The walking dead (2003), El amanecer de los muertos (2004), Guerra mundial Z (2006) o Apocalipsis Z (2007), la novela de Grant tiene un par de señas de identidad que la distinguen un poco de otras obras de la época: por un lado, la formación como viróloga de su autora, que le da un cierto toque realismo a toda la información sobre la transmisión del virus, técnicas de contención, protocolos de seguridad, o como se replica dentro del organismo humano; y por otro, la naturaleza de los protagonistas, que son una pareja de hermanos mellizos y blogueros. Pero no cualquier clase de bloqueros: en la trilogía de Mira Grant, las bitácoras han superado a los medios tradicionales de comunicación de masas en alcance y fiabilidad y, de hecho, George y Shaun se consideran periodistas de investigación y comparten buena parte del credo de los periodistas profesionales, aunque por otro lado viven obsesionados con todo lo que tiene que ver con el blog: escalar posiciones, conseguir la mayor difusión posible, actualizarlo casi de continuo, editar, enlazar, monetizar y un largo etcétera de cosas que en 2005 tenían mucho sentido pero que vistas desde la perspectiva de 2024 parecen un poco obsoletas.
Recuerdo aquellos interesantes encuentros entre blogueros, celebrados al amparo de la Semana Negra de Gijón a principios del presente siglo, donde se analizaba el presente (de aquel entonces) y futuro inmediato de los blogs, y es curioso comprobar que casi ninguno de los allí presentes supimos ver que estos, al igual que el vídeo Beta o el HD-DVD, ya habían empezado a morir apenas recién nacidos, apremiados por la competencia de nuevos medios y redes sociales como Youtube, Twitter, Instagram o Tik Tok, más dinámicos y visualmente más atractivos que los blogs, los cuales apenas han evolucionado durante los últimos 20 años. De hecho, muchos de aquellos pioneros de la blogosfera hace tiempo que han renunciado y han dejado atrás su blog para dedicarse a otras cosas o experimentar con otros formatos de más éxito, como los antedichos. No es el caso del Zoco, aunque no sé por cuanto tiempo. A corto y medio plazo, tengo ideas para varios artículos (Andor, la saga del Dr. Fu Manchú, los cómics de Galáctica, las crónicas de Riddick o sobre Randall Flagg, por poner varios ejemplos), al margen de otros que van surgiendo sobre la marcha a propósito de algún estreno literario o cinematográfico. Asimismo, tengo avanzados un par de nuevos relatos de ficción: un homenaje a la productora Hammer, y otro ambientado en la infame cantina de Mos Eisley de Star Wars. El 2025 parece asegurado. ¿Y después? Dependerá de Dios y de mi fuerza de voluntad, aunque viendo la deriva actual de Internet hacia formatos cada vez más audiovisuales, fugaces y llamativos, soy algo pesimista al respecto. A la gente ya le cuesta leer textos breves e incluso vídeos online, no digamos abrir enlaces que, la mayoría de las veces, pasan sin pena ni gloria salvo que los autores recurran al más descarado clickbait, o a machacar a sus seguidores con un aluvión de autopublicidad y autobombo difícil de digerir. El tiempo dirá, pero, aquí y ahora, es el momento de darle la bienvenida a este 2025 de poético nombre y confiar en que, si no mejor, sea menos malo que su predecesor (ya se sabe que de esperanzas e ilusiones vivimos un servidor y el tonto del proverbio).
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