Sam Hamm y Batman '89


Entre los aficionados al cómic, Sam Hamm tiene cierto reconocimiento por haber sido el autor de Justicia Ciega, una de las miniseries más interesantes protagonizadas por el Señor de la Noche en los noventa, además de escribir los guiones para las dos primeras películas de Tim Burton: Batman (1989) y Batman Returns (1991), a la que hubiera debido seguir otra película que, finalmente, cobró un rumbo distinto en manos de Joel Schumacher. Treinta años después, Hamm regresa al medio para ofrecernos la conclusión a esa inacabada trilogía fílmica en Batman ’89, un cómic en seis entregas ilustrado por Joe Quiñones que ECC publica ahora recopilado en un único volumen en tapa dura.
Aunque ahora nos parezca extraño, en su momento Hamm se inspiró más en la etapa clásica de Steve Englehart y Marshall Rogers para desarrollar el libreto inicial de la primera película que en el más reciente Año I de Frank Miller. Sin embargo, este borrador primerizo sufriría varios cambios por el camino. Por ejemplo, Vicky Vale acabó reemplazando a Silver St. Claud como interés romántico de Bruce Wayne, ya que hacía tiempo que su personaje no aparecía en los comics. Otros cambios vinieron impuestos desde la productora, que era partidaria de potenciar la rivalidad entre Batman y el Joker convirtiendo a este en el asesino de los padres de Bruce, algo que no hemos vuelto a encontrar dentro de la continuidad más o menos oficial del personaje hasta el estreno del Joker de Todd Philips (2019), donde los Wayne fallecen como resultado de la revolución urbana impulsada por Arthur Fleck. A título anecdótico en la película de 1989 pudimos ver al actor Billy Dee Williams como Harvey Dent, en un anticipo de su futuro rol como Dos Caras, aunque finalmente el papel fuese a parar a manos de Tommy Lee Jones. Pero no nos anticipemos.


El éxito del primer Batman permitió que Burton y Hamm regresasen con una segunda entrega en la que, ya presentado el héroe principal, ponían el foco sobre sobre un nutrido grupo de villanos: Oswald Cobblepot, alias el Pingüino, la Catwoman de Michelle Pfeiffer y Max Shreck, un personaje de nuevo cuño interpretado por Christopher Walken. Batman returns (1991) obtuvo muy buenos resultados y se ha convertido por méritos propios en una de las mejores historias de Batman jamás contadas. Sin embargo, desde la productora consideraban que la saga necesitaba un cambio, forzando el relevo de Tim Burton por Joel Schumacher, que se encargó de rodar las dos siguientes entregas de la franquicia, Batman forever (1995) y Batman & Robin (1997).
Los cambios no se limitaron sólo a cuestiones estéticas, sino también de casting, y cuando por fin pudimos ver a Dos Caras en pantalla, fue con los rasgos del actor Tommy Lee Jones en vez del original Billy Dee Williams, aunque el Dos Caras de Jones parece infectado por el virus del Joker y se comporta más bien como el secuaz descerebrado de un Acertijo (Jim Carrey) que se come, literalmente, la pantalla. Carrey es de esos actores algo histriónicos que necesitan de un cineasta que les contenga, como hizo Peter Weir en El show de Truman (1998). Fuera de control, su Acertijo evoluciona hasta convertirse en un híbrido entre Ace Ventura y una Drag Queen del carnaval de Río de Janeiro, en detrimento del personaje de Dos Caras.


En el interín, hubo novedades en DC Comics. La popularidad de las dos primeras películas había convertido a Batman en el personaje superventas de la editorial, algo a lo que no era ajeno el éxito de cómics como el Batman: Año I (1987) o El regreso del Señor de la Noche (1986), de un revolucionario Frank Miller. Por aquel entonces se acercaba el número 600 de Detective Cómics, la colección original que había visto nacer al personaje, y en DC querían que el aniversario fuese algo especial, para lo cual recurrieron a un Sam Hamm en dique seco a causa de una huelga de guionistas en los EEUU. En colaboración con el dibujante Denys Cowan, Hamm escribió un arco de tres historias originalmente tituladas Batman: The Lost Years, aunque finalmente aparecieron publicadas (y reeditadas) como Justicia Ciega, una serie cuya influencia en la evolución posterior de la saga (en mi humilde opinión) no siempre se ha apreciado en su justa medida. No sólo al introducir el personaje de Henri Ducard, fundamental en la trilogía fílmica de Christopher Nolan, sino como inspiración de la posterior La caída del Murciélago, donde reaparece la mítica escena en la que Bane le quiebra la espalda a Batman, aunque ya habíamos podido verla poco antes en la susodicha Justicia Ciega y, de hecho, el villano de esta serie guarda varios puntos de contacto con el propio Bane, cuya génesis sería paralela al estreno de la primera película. La aportación de Hamm a la mitología del Señor de la Noche no puede dejar de calificarse, pues, de extraordinaria pese a su brevedad, aunque el guionista siempre lamentó no haber podido cerrar todos las tramas apuntadas junto a Tim Burton en las dos primeras películas del personaje. Sin embargo, como se suele decir, la vida da muchas vueltas y en fechas recientes DC ha decidido homenajear esos primitivos universos cinematográficos que nos dejaron películas tan maravillosas como el Superman de 1978 o las ya comentadas entregas de Batman, y en este caso nadie mejor que el propio Hamm para retomar la historia allí donde la habían dejado Burton y él allá por 1991.


Detalle este que es importante destacar: Batman ’89 no es una revisión de la historia original, sino una secuela de las dos películas de Burton, incluida Batman returns de 1991, ya que la Catwoman de Michelle Pfeiffer también aparece en las páginas de esta miniserie. De hecho, en un momento determinado de la historia, Catwoman revela que ella y Batman llevan aproximadamente un año sin verse, lo que situaría la acción en verano de 1992. También encontramos referencias al Pingüino, a Industrías Shreck, e incluso aparece un villano de nuevo cuño cuyo físico recuerda notablemente al artista antaño conocido como Prince.
En lo que sí coincide Batman ’89 con sus predecesoras es en el interés por centrarse en la figura del villano, en este caso el Dos Caras de Billy Dee Williams, el cual tiene por fin la oportunidad de cobrar protagonismo, en una historia construida a su medida que pone el foco en las diferencias sociales y las tensiones raciales todavía latentes en la sociedad norteamericana, algo a lo que no es ajeno la figura del nuevo Robin, que parece una mezcla equilibrada entre Jason Todd y Tim Drake con rasgos afroamericanos. Ahora bien, se puede plantear si esta era la intención de Hamm desde un principio, o si el largo intervalo de tiempo transcurrido entre el Batman de 1989 y esta secuela en cómic ha alterado los planes del guionista que, no lo olvidemos, ahora trabaja sólo, lejos de la sombra de Tim Burton y de la presión de las productoras cinematográficas. Sin embargo, esa mezcla entre tradición y modernidad que empapa el cómic no le sienta mal del todo, ya que también era evidente en las versiones de Burton e incluso en la más reciente trilogía fílmica de Christopher Nolan.


Al valorar este Batman ’89 es inevitable hablar de la contribución de Joe Quiñones en el apartado gráfico, un artista con un estilo muy cinematográfico y que ya ha tenido ocasión de participar en proyectos similares al que nos ocupa, como Batman ’66: el entresijo del acertijo (2016) escrito por Jeff Parker. Quiñones hace un trabajo sobresaliente intentando recuperar la estética gótica y sombría de los filmes de Burton, a la vez que acerca el físico de los personajes al de los actores que les interpretaron en su momento, como es el caso de Michael Keaton, Michelle Pfeiffer o el propio Billy Dee Williams. El resultado puede ser un tanto chocante, muy lejos del estilo cinético y algo abocetado del cómic moderno, donde pasan muchas cosas muy rápido y el lector siempre tiene la sensación de que se está perdiendo algo. Batman ’89 es un cómic de los de antes, con un principio, un desarrollo y una conclusión más o menos acertada, pero que intenta cerrar todos los cabos que quedaron abiertos desde un principio, lo cual no deja de ser algo digno de agradecimiento en estos tiempos en que lo que importa es el continuo volver a empezar, los equipos creativos fugaces y una cierta sensación de que no se sabe muy bien a dónde se quiere ir con los personajes. De hecho, este Batman ’89 puede ser la excusa perfecta para releer viejas historias de Batman como La espada de Azrael o La caída del Murciélago, que beben de esa pequeña joya de Sam Hamm y Denys Cowan que fue Justicia Ciega, publicada hace ya la friolera de casi 34 años, cuando todos éramos mucho más jóvenes e inocentes, pero igual de exigentes.


Miscelánea:

1977-1978. Batman: Extrañas apariciones, por Steve Englehart y Marshall Rogers (Cómic).
1989. Batman, de Tim Burton (Película).
1989. Batman, justicia ciega, de Sam Hamm (Cómic).
1990. Leyendas de Batman: Veneno. Denny O’Neil (Cómic).
1991. Batman returns, de Tim Burton (Película).
1992. La espada de Azrael (Cómic).
1993-1994. Batman: La caída del murciélago (Cómic).
2005. Batman begins, de Christopher Nolan (Película).
2019. The Joker, de Todd Philips (Película).
2021. Batman ’89 (Cómic).

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