Shang Chi y la leyenda de los Diez Anillos
Guía imprescindible para no perderse en el origen, el presente y el futuro de la última estrella de acción del UCM:
Shang Chi nació en 1973, de la mano de Steve Englehart y Jim Starlin, que se inspiraron en la saga del diabólico Dr. Fu Manchú del escritor británico Sax Rohmer para crear a este vagabundo artista de las artes marciales, cuyo físico remite a partes iguales a Bruce Lee y David Carradine. Poco después Englehart sería reemplazado por Doug Moench, quien se encargó de guionizar las aventuras del personaje durante más de diez años en colaboración con artistas del calibre de Paul Gulacy, Mike Zeck o Gene Day. En manos de Moench, Shang Chi se alejó del universo Marvel tradicional para crear su propio mundo de juegos de engaño y muerte, donde nada es lo que parece y el enemigo de hoy puede ser el aliado del mañana, y viceversa. Tras derrotar por tercera (que no última) vez a su diabólico progenitor en 1983, Shang Chi se retiró a una aldea costera de China para llevar una vida sencilla como pescador, lejos de su amada Leiko Wu y de sus antiguos compañeros de trabajo en el MI6. Sin embargo, el personaje era demasiado bueno como para desaparecer así sin más, así que ocasionalmente Shang abandonó su autoimpuesto exilio para regresar a esos juegos de engaño y muerte que, pese a todo, tanto despreciaba.
En el ínterin, el estatus legal del personaje se había complicado. Por desidia o indiferencia, Marvel había dejado expirar sin renovarlos sus derechos sobre las novelas de Sax Rohmer. En consecuencia, la editorial podía seguir usando a Shang Chi, y a otros personajes de creación propia, como Leiko Wu, pero no el nombre de su padre, por lo que los diferentes guionistas que retomaron sus aventuras, como Ben Raab, Scott Lodbell o el propio Moench, tuvieron que hacer encaje de bolillos para respetar la continuidad con las nuevas limitaciones legales. En un primer momento la solución pasó por presentar al infame doctor sin decir su nombre, tal y como hizo Alan Moore en el primer volumen de su Liga de los caballeros extraordinarios, pero dado que era un recurso poco práctico a largo plazo, en la editorial empezaron a buscar fórmulas alternativas, como cambiarle a Fu Manchú el nombre por Han, o tantear la posibilidad de hacer que Shang Chi fuese hijo de algún otro villano oriental de la casa, como el Mandarín o la Garra Amarilla. Finalmente, Ed Brubaker solucionó el dilema en el 2011 a través de las páginas de los Vengadores Secretos, al establecer que Fu Manchú no era más que otro alias de Zheng Zu, un antiguo mago y señor de la guerra chino que con el tiempo había pasado de ser considerado un patriota a un terrorista y criminal internacional.
Solucionar los enredos familiares de Shang Chi ayudó a clarificar su posición dentro del universo Marvel. Ya lejos de aquellos juegos de engaño y muerte a los que Moench nos tenía acostumbrados, el personaje forma parte de diversos grupos como los Héroes de Alquiler o Los Vengadores, a la vez que participa en macro eventos como «Tierra de Sombras» (2011) o «La guerra de los reinos» (2019). Finalmente, tras los eventos de «Civil War» (2006), La Edad Heroica y Marvel Now! los responsables de la editorial deciden potenciar la figura de Shang Chi para convertirle en el gran héroe asiático de la Casa de las Ideas, estrechando su relación con otros personajes similares como los nuevos Agentes de Atlas de Jimmy Woo.
[Atención: a partir de aquí puede haber ESPOILERS]
A mayor abundamiento, Shang Chi se ha convertido en el primer gran estreno cinematográfico de la Fase 4 del UCM, tras los eventos de Avengers: Endgame (2019) y antes de la llegada de Los Eternos (2021). Y si bien es cierto que el argumento no rompe del todo con lo visto hasta ahora en pantalla (ahí está ese cameo de Wong, el compañero de armas del Dr. Extraño) si es verdad que la película va por libre, lejos ya de gemas cósmicas y otras intrigas galácticas. Tampoco hay mucha influencia de la serie clásica, más allá de la presencia de un par de villanos añejos como Razor Fist o Death Dealer. Los guionistas han preferido centrarse en el nuevo estatus del personaje, obviando cualquier referencia a Rohmer, Fu Manchú y el MI6. Por lo demás, la biografía del personaje discurre por caminos similares, aunque con algunos cambios con respecto al comic. El progenitor de Shang se llama ahora Xu Wengu el cual, mediante un hábil giro argumental, resulta ser también el Mandarín y líder de ese ejército de los Diez Anillos que aparecía mencionado en la trilogía cinematográfica de Ironman.
Tras huir de su padre a la edad de 14 años, Shang se refugia en los EEUU, donde sobrevive desempeñando diversos empleos, como aparcacoches, hasta que es localizado por los secuaces de Xu Wengu. La historia se completa con una trama de ciudades, criaturas mágicas y amenazas extradimensionales quizás más propia de Puño de Hierro que de Shang Chi, pero que no desentona con el nuevo rumbo del personaje, más místico y vinculado a las artes marciales. Curiosamente, tampoco hay ninguna referencia a otros personajes cercanos al protagonista, como Leiko Wu, que aquí se convierte en una joven chinoamericana llamada Katy, interpretada por la cómica Awkwafina. En general, la película es entretenida y se deja ver con agrado, aunque el final se alarga algo más de la cuenta, y uno se queda con la idea de que quince minutos menos no la hubiesen perjudicado, al contrario. Por otro lado, ese exceso de metraje parece ser una característica del cine actual, donde las películas han pasado de durar 90 minutos a 120, 150 e incluso 163, como la nueva entrega de la saga Bond.
Otro punto fuerte de esta nueva entrega del UCM es su reparto, con rostros tan populares como los de Michelle Yeoh, Tony Chiu-Wai Leung, o la ya mencionada Awkwafina, además de una mención especial para sir Ben Kingsley, que aquí retoma su personaje de Trevor Slattery alias el falso Mandarín. Pero sin duda el gran descubrimiento de la película es su actor principal, Simu Liu, que da vida a Shang Chi con un carisma y una convicción dignas de un interprete con muchas más tablas en su haber. Consciente de que este puede ser el papel que acabe de lanzarle al estrellato, Liu se ha involucrado a fondo en el proyecto, volcándose en toda la campaña promocional que se ha organizado alrededor de la película. De hecho, su habilidad en las escenas de lucha (donde recuerda un poco al joven Jackie Chan) unida a la química que se percibe en pantalla entre su compañera de reparto Awkwafina y él son dos de las grandes bazas de un filme pensado para romper records de taquilla. A título anecdótico, antes de que su rostro se hiciese popular gracias a Shang Chi, Liu desempeñó diversos empleos, entre ellos modelo fotográfico para bancos de imágenes gratuitas en Internet, donde posaba como un atareado oficinista que intercambiaba opiniones con sus compañeros de trabajo, lo que ha llevado a algunos seguidores a especular, en tono humorístico, que en alguna parte del UCM existe un universo en el que Shang Chi se ha librado de la sombra de su padre y vive feliz como empleado de una agencia de publicidad, aunque otros prefiramos verle en acción, siempre dispuesto a combatir a la siguiente amenaza que le salga al paso.
[FIN DE LA AMENAZA DE ESPOILERS]
Hace tiempo que la relación entre cine y comics se ha invertido: si antes las películas se inspiraban (más o menos) en el comic, ahora los universos cinematográficos van por libre, marcan sus propias reglas, y lo que vemos en pantalla acaba imponiéndose sobre el papel, incluso con efecto retroactivo. Por eso (por ejemplo) Nick Furia ya no es italoamericano, si no afroamericano, y tiene las facciones de Samuel L. Jackson, el actor que le da vida en el UCM. Algo parecido puede pasar con este Shang Chi, cada vez más lejos de su concepto original, pero a la vez más cercano a sus raíces asiáticas.
Aprovechando el tirón de la película, en Marvel han sacado dos nuevos comics al mercado. El primero de ellos, "Lazos familiares" (2019) ahonda en el nuevo panorama familiar de Shang Chi tras las novedades aportadas por Ed Brubaker en los Vengadores Secretos. Sin romper del todo con la estética tradicional, el comic apuesta por una puesta en escena de estilo amerimanga, con marcadas influencias del anime japonés, quizás como adelanto de una futura serie regular del personaje. Por su parte, Los mejores golpes (2021) es una recopilación de algunos Team Up clásicos del personaje en los que Shang Chi forma equipo, aunque sea de forma esporádica, con la Patrulla X (en una tanda de episodios bellamente ilustrados por Carlos Pacheco), los Héroes de Alquiler (durante la etapa de John Ostrander y Pasqual Ferry), Spiderman o los Vengadores, en sus diferentes encarnaciones. Dos visiones diferentes del mismo personaje, una más clásica y otra más innovadora, pero sin embargo complementarias entre sí. Libre por fin del lastre de apellidos obsoletos, cuestiones legales y debates estériles, Shang Chi está en el momento perfecto para elegir quien quiere ser y convertirse en uno de los nombres de referencia tanto del UCM como de la propia Casa de las Ideas. De hecho, el final de la película deja la puerta abierta tanto a una secuela como a que podamos ver a Shang como invitado en nuevos proyectos protagonizados por otros personajes Marvel, tales que el Dr. Extraño o Spiderman. El tiempo dirá, aunque ahora sea el momento de descubrir y disfrutar con el mejor maestro de las artes marciales y la leyenda de los misteriosos diez anillos, que tanto juego pueden dar en el futuro.
Miscelánea:
- Shang Chi, master of Kung Fu (1973-1983).
- Deadly hands of Kung Fu (1974-1977).
- Shang Chi: Journey into Mistery (1997).
- Shang Chi, Master of Kung Fu Vol. 1 (2002-2003).
- Vengadores Secretos Vol. 2: Los ojos del dragón (2011).
- Shang Chi Limited Marvel Edition. Ocho volúmenes entre 2017-2018.
- Shang Chi. Lazos familiares (2021).
- 100% Marvel: Shang Chi, los mejores golpes (2021).
- Shang Chi y la leyenda de los diez anillos (2021).
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