La Cosa (El enigma de otro mundo)


En 1938 John W. Campbell publicó (bajo el seudónimo de Don A. Stuart) un relato corto titulado «Who goes there?» (1) donde narraba la odisea de unos científicos que durante una exploración antártica encontraban una nave extraterrestre enterrada bajo el hielo. Al investigar liberaban inadvertidamente al piloto, una forma de vida moldeable capaz de absorber e imitar a otros seres vivos. Ante el peligro que supone una criatura semejante, los exploradores tendrán que emplearse a fondo para descubrir al alienígena antes de que consiga escapar, multiplicarse e infectar a todo el planeta.
A quienes sólo conozcan la historia a través de la versión de John Carpenter les puede sorprender que Campbell imaginase un argumento tan siniestro ya en 1938, pero en realidad, el relato en sí es bastante aséptico. Más conocido en España por su faceta de editor que como escritor, Campbell era una férreo defensor de aspectos como la narrativa lógica, el final congruente, el papel del ser humano en el cosmos y la evolución racional de los personajes, entre otros, tal y como pone de relieve Isaac Asimov en sus memorias The Early Asimov (2), y otras antologías.
Probablemente, Campbell se planteó «Who goes there?» como un juego de lógica, un relato en el que un equipo de científicos se enfrentan a un problema casi irresoluble, y deben encontrar una solución en base a su inteligencia, demostrando de esa manera el carácter superior de la especie humana frente a un monstruo alienígena. Algo de eso queda en las versiones posteriores, donde los protagonistas buscan métodos científicos para identificar al intruso, aunque a la postre tengan que utilizar métodos más expeditivos para acabar con él.


La primera versión cinematográfica reconocida es El enigma de otro mundo (1951), firmada por Christian Nyby, aunque se acepta que el célebre cineasta Howard Hawks colaboró en el rodaje de forma no acreditada, mientras que Charles Lederer se encargó de convertir en guión el relato original de Campbell, añadiendo (eso si) algunos cambios significativos en la trama. Para empezar, la acción no está ambientada en la Antártida, sino en el polo Norte, y la nave extraterrestre, en vez de estar enterrada bajo el hielo, se estrella cerca de una base de la fuerza aérea estadounidense. Aunque la nave queda destruida tras el impacto, los científicos son capaces de trazar su origen desde Marte, y de recuperar el cuerpo de uno de los tripulantes, una criatura humanoide aunque de naturaleza vegetal. Al intentar hacerle la autopsia, la criatura despierta y huye de forma violenta. Posteriores investigaciones permiten descubrir que el alien se alimenta de sangre humana y se reproduce mediante semillas que en poco tiempo engendran seres similares a él. Para evitar su proliferación, los científicos deciden destruirlo sometiéndole a una intensa corriente eléctrica, demostrando su superioridad mental y científica sobre el alienígena, en la mejor tradición de Campbell.
Probablemente, muchos de los cambios del guión tienen que ver con límites del presupuesto y de los efectos especiales de la época a la hora de reflejar en pantalla la naturaleza multiforme de la criatura, pese a lo cual (o gracias a) esta versión se convirtió en un clásico de culto, que inspiró a numerosos cineastas posteriores, entre los que cabe incluir, como no, a John Carpenter.


Puede parecer extraño ahora, pero el de Carpenter no fue el primer nombre barajado para llevar a cabo el remake del clásico de 1951. Sin embargo, una vez que el director de La noche de Halloween (1978), La niebla (1980) y 1997: Rescate en Nueva York (1981) se incorporó al proyecto, lo hizo suyo desde el primer al último fotograma. Más que un remake, de hecho, Carpenter optó por adaptar fielmente el relato original de Campbell, haciendo hincapié en el carácter alienígena del extraterrestre, y potenciando la sensación de aislamiento, desconfianza y paranoia entre sus protagonistas, tipos vulgares y corrientes en la mejor tradición de Alien (1979) (3). El desolado escenario, unido a la banda sonora machacona y minimalista de Ennio Morricone y los aterradores efectos especiales de Rob Bottin y Stan Winston terminaron de crear esa atmósfera característica de la película, siniestra y misteriosa a partes iguales, donde nada (ni nadie) es lo que parece y el terror se esconde bajo un aspecto tan familiar como sospechoso.
Aunque parezca increíble, La cosa de John Carpenter fue un fracaso de crítica y público en el momento de su estreno. Los expertos hicieron hincapié en el gore y los desagradables efectos especiales, además de su final abierto y poco concluyente. Sin embargo, con el paso de los años, y los sucesivos reestrenos, la película ha ido ganando categoría hasta convertirse en una obra de culto, un clásico del terror y uno de los mejores títulos de la filmografía de su autor, hasta el punto de inspirar varias series de cómic, varios videojuegos y una precuela de 2011.
Ya el año del estreno se publicó una adaptación novelada de la película, escrita por Alan Dean Foster (4), todo un profesional del género, que ya había firmado las novelizaciones de éxitos como La guerra de las galaxías (1977), Alien (1979) o El abismo negro (1979). Como es habitual en estos casos, Foster trabajó a partir del guión original del filme, aunque introduce pocas novedades con respecto a lo visto en pantalla.
Posteriormente, en 1991, la editorial norteamericana de cómics Dark Horse publicó varias miniseries que continuaban los eventos de la película de Carpenter, aunque con ciertas divergencias en cuanto a la naturaleza de la Cosa, que aquí se comporta más como una enfermedad infecciosa que se transmite por simple contacto, en vez de como un organismo complejo que asimila e imita a otras criaturas. Otro dato de interés que aporta el cómic es la posibilidad de que la Cosa no fuese realmente un miembro de la tripulación, sino alguna especie de espécimen biológico en cautividad que escapó durante el viaje, lo que podría explicar de paso la causa del misterioso accidente de la nave alienígena (5).


Con el cambio de milenio y la fiebre del eterno reciclado más fuerte que nunca en Hollywood, se retomó la posibilidad de hacer un nuevo remake del filme o, en su defecto, una secuela. Sin embargo, al final el equipo encargado del proyecto se decantó por rodar una precuela que contase lo que les había ocurrido a los investigadores noruegos que localizaron la nave en primer lugar. Matthijs van Heijningen, un realizador especializado en cortos, junto al guionista Eric Heisserer, revisaron de forma concienzuda la película de Carpenter, fotograma a fotograma, tomando nota de todos los detalles y referencias relativos a lo que podía haber acontecido en la base Thule, en un afán casi obsesivo por conseguir que su historia fuese un prólogo exacto y congruente de la versión de 1982.
Mezcla de remake y precuela, esta The Thing de 2011, que respeta incluso el título de la original, amplia y expande el universo creado por Campbell y desarrollado por Carpenter con un detallado desarrollo de los acontecimientos que llevaron al descubrimiento del pecio espacial y la resurrección de esa criatura que, mimetizada en forma de perro, aparece al principio de la película de 1982 perseguida por los dos últimos noruegos supervivientes. A mayor abundamiento, Heisserer y van Heijningen amplían el elenco original al añadir varios científicos norteamericanos al equipo noruego, como es el caso de la doctora Lloyd (Mary Elizabeth Winstead), que juega un papel destacado en la historia, ya que no sólo es la que descubre la capacidad mimética de la Cosa, sino la primera que idea un método para identificar a los infectados, el mismo que poco después se les ocurrirá a los miembros de la base McMurdo. Curiosamente, durante las escenas finales en la nave extraterrestre la doctora encuentra una especie de contenedores, uno de los cuales está averiado, lo que sugiere una alusión a la ya mencionada teoría de que la Cosa no sea en realidad una criatura inteligente sino el equivalente de una bestia salvaje espacial, con una inteligencia rudimentaria, justa para adaptarse y sobrevivir, lo que contrasta con la habilidad técnica del asimilado doctor Blair, que durante su cautiverio se entretiene construyendo un pequeño platillo volante para escapar de la base.


Algunos aficionados sugieren que la Cosa. al asimilar a sus víctimas, no sólo podría imitar su aspecto, sino que conservaría (hasta cierto punto) sus recuerdos y habilidades, lo que podría explicar los conocimientos de Blair, o la forma en que Juliette engaña a la doctora Lloyd cuando esta sugiere que nadie debería de abandonar la base mientras no estén seguros de su humanidad. Y es que al igual que otras obras célebres de la ciencia ficción, como Amos de títeres (Robert A. Heinlein, 1951) y La invasión de los ladrones de cuerpos (Jack Finney, 1955), La Cosa o El enigma de otro mundo gira en torno a la pérdida de identidad, la desconfianza, el recelo al otro, y el miedo a no ser ya uno mismo, lo que conduce en última instancia al delirio y a la paranoia más absoluta, como bien plasma de forma magistral el maestro Carpenter en el diálogo final de su película entre Childs y McReady. ¿Ambos son humanos? ¿O uno de los dos ya no es lo que parece? Tal y como sugiere el personaje de Kurt Russell, lo único razonable es sentarse y esperar. ¿Cuánto tiempo? Ah, esa es la cuestión.


Bibliografía & Filmografía:

1938 - "Who goes there?" Relato corto escrito por John W. Campbell bajo el seudónimo de Don A. Stuart.
1951 - El enigma de otro mundo (Christian Nyby & Howard Hawks).
1982 - La cosa (John Carpenter). Remake de la película de 1951, más cercano al relato original de Campbell.
1982 - La cosa (Alan Dean Foster, 1982). Novelización de la película de Carpenter.
1991 - The Thing from another world (Dark Horse, 1991 en adelante). Secuela de la película de Carpenter.
2011 - The Thing (Matthijs van Heijningen Jr.). Precuela de la película de 1982.

Para saber más:

1. Incluido en la antología TerrorVisión. Relatos que inspiraron el cine de horror moderno. Col. Valdemar Gótica, Nov. 2018.
2. Publicado en España como Isaac Asimov, Selección 1, 2 y 3. Ediciones B.
3. Película con la que la que estamos comentando guarda no pocos paralelismos.
4. Inédita, que yo sepa, en nuestro país.
5. The thing from another world, Chuck Pfarrer & John B. Higgins. Dark Horse Comics.

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