El misterio no resuelto de John Doe
“Desperté sin recordar quien era o como había llegado hasta ahí; pero en cambio sabía todo lo demás”. Con estas palabras empieza otra de las series de TV más intrigantes y adictivas de los últimos años, Galáctica (el remake) y Perdidos aparte.
En los países anglosajones, John Doe es el nombre que se aplica a los individuos o cadáveres desconocidos, sin identidad y que nadie reclama. En nuestro caso el protagonista es un personaje singular, que despierta desnudo en medio de un círculo despejado de maleza en una isla deshabitada cercana a la costa de Seattle. Doe lo ignora todo sobre su pasado, pero sabe todo lo demás: su cerebro contiene información sobre todos los campos imaginables del saber humano o disciplinas físicas (como las artes marciales). Curiosamente, no puede distinguir los colores y solo ve en blanco y negro.
Doe recala en Seattle donde utiliza sus talentos para ganarse la vida – bastante bien, por cierto – y colaborar con la policía local con la esperanza de conseguir así alguna pista sobre su pasado e identidad.
A medio camino entre la ciencia-ficción y el thriller de misterio la serie gira en torno a los interrogantes que surgen alrededor de su protagonista, aunque en ocasiones se intercalen tramas secundarias más breves para darle un poco de variedad. ¿Quién es Doe? A lo largo de la serie se dejan caer un montón de pistas, a cual más inverosímil: ¿un resucitado? ¿El fruto de un experimento gubernamental? ¿Un alíen? Paralelamente, se nos insinúa algún tipo de relación entre Doe y una misteriosa organización conocida como el grupo Fénix. En el último episodio, Doe se alía con un científico llamado Scout para, gracias a su experimento de visión remota, descubrir donde se oculta dicho grupo, y la última imagen que tenemos antes del final es una fugaz vista del Vaticano. Fin del episodio, de la primera temporada y de la misma serie, ya que esta no logró sobrevivir a la feroz competencia que se libra actualmente en las parrillas norteamericanas y fue finalmente cancelada.
Y es una pena, porque la premisa original era bastante intrigante y bien desarrollada podía haber dado mucho jugo. En estos casos siempre es difícil adivinar donde ha estado el fallo. La ambientación de la serie era correcta; el reparto – encabezado por el actor Dominic Purcell, y respaldado por secundarios del calibre de William Forsythe – encajaba bien en los papeles que desempeñaban; y los productores habían reunido a un nutrido grupo de guionistas, entre los que se incluía Mike Thompson, autor del guión de Dragonfly, una de las últimas películas de Kevin Costner.
Puestos a especular, quizás los escritores no supieron aprovechar todo el potencial que ofrecía el personaje. ¿Se imaginan que John Doe hubiese sido el protagonista de una novela de George R.R. Martín, Greg Bear o mejor aun, Philip K. Dick? ¿Se imaginan lo que el autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? o Podemos recordarlo todo para usted hubiera podido hacer con un personaje tan interesante? O yéndonos al terreno del comic, si John Doe fuese un proyecto de gente como Grant Morrison, Peter Milligan o Warren Ellis, solo por poner tres ejemplos.
Vale, seguro que en manos de Dick, Morrison, Milligan o Ellis, Doe no sería el mismo que hemos conocido; y más seguro aun que la serie no sería un producto fácil de consumo masivo para espectadores acomodados y poco predispuestos a estimular las neuronas. Pero seguro que le habrían sacado mucho más partido, y nos hubieran ofrecido historias mucho más interesantes y, porqué no, desasosegantes. Por cierto, ya que hablamos de ello, hay un fumetti italiano titulado John Doe (no, no es de la Bonelli) aunque por lo que un servidor ha podido comprobar no tiene nada que ver con la serie de TV.
Hace poco he leído en Internet un texto con unas supuestas declaraciones de los creadores del personaje en las que explicaban su misterio. Según dicho texto, Doe habría muerto en un accidente en el mar (el tatuaje serian en realidad cicatrices) para posteriormente resucitar; y al haber estado en contacto con Dios, se habría empapado de su conocimiento y sabiduría. Ignoro si esto es cierto o un bulo más de los que rondan en Internet, pero de ser así sería anticlimático. Como ocurría con el Titanic, o el asesinato de JFK, los mayores atractivos de John Doe eran precisamente su misterio e indefinición. Y es que a veces, tener todas las respuestas no es la respuesta.
Para saber más:
Comentarios
Por otro lado, no hay que desmerecer la labor de los guionistas de la serie, han creado capitulos en los que se ha sabido narrar muy bien tramas detectives cas propias de cualquier relato de grandes detectives como Sherlock Holmes o Batman.
En cuanto a la solucion final sobre el mismterio de John Doe, llevas toda la razon del mundo, seria totalmente anticlimatico. Todos esperamos que haya un gran misterio que a su vez encierra otro mayor.
Saludos, jose manuel.